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Carlos Rodríguez Braun

El Estado y la DDT, en la teoría y en la práctica

A estas alturas no se puede negar que la famosa batalla de los ecologistas contra el D.D.T. fue un verdadero desastre, porque su erradicación contribuyó a extender la malaria.

Dos perlas en el dominical de El País. Luis M. Ariza alaba a Rachel Carson, heroína que emprendió “una desigual batalla contra gigantes químicos todopoderosos” y finalmente logró “que las multinacionales hincasen sus rodillas con la histórica prohibición del insecticida DDT en 1972”. Y Javier Marías dice sobre la Hacienda: “de cuya existencia soy, en la teoría, gran partidario, así como de cumplir con ella (la redistribución y todo eso)”.

A estas alturas no se puede negar que la famosa batalla de los ecologistas contra el D.D.T. fue un verdadero desastre, porque su erradicación contribuyó a extender la malaria. Pero eso sólo aparece sugerido al final del texto de Ariza, y en boca de un político y un “escritor de ciencia-ficción”. Vamos, que es una hipótesis estrafalaria, apenas digna de una breve mención en un artículo donde queda claro que los héroes son sujetos como Al Gore, y los malvados son, lógicamente, los empresarios.

La lógica no hace acto de presencia en la pluma de Marías. El lector concluye que el Estado está mal en la práctica, pero en la teoría es impecable, por “la redistribución y todo eso”. ¿Cómo “y todo eso”? Marías habla como si “la redistribución y todo eso” fuera incuestionable, como si la libertad no tuviera defensa en términos de principios sino sólo de modo accesorio o teleológico. Pero acaso las dimensiones no se pueden separar. Entonces, o bien Marías defiende la libertad, y por tanto ataca la redistribución coactiva “y todo eso” en la teoría, o bien defiende la redistribución en la teoría, y por tanto también la práctica.

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