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Emilio J. González

Clos riza el rizo

Lo sucedido hoy con Clos, por tanto, constituye una llamada abierta a todo el mundo para atentar con toda impunidad contra los intereses españoles en el exterior, algo inadmisible en cualquier economía avanzada

El Gobierno acaba de rizar el rizo con las explicaciones que ha dado el ministro de Industria, Joan Clos, acerca de la expulsión de Repsol y Gas Natural de Argelia. En circunstancias normales, lo que cabría esperar es una afirmación contundente de defensa de los intereses empresariales españoles en el exterior, incluso aunque, como le sucede al Ejecutivo de Zapatero, ni lo sienta ni se lo crea. Pero decir como ha dicho Clos que las culpas son de las dos compañías, sumándose, de esta forma, a los argumentos esgrimidos por el Gobierno argelino, es ya el colmo de los despropósitos.

En este asunto, el Gobierno no puede cometer el error de meterse en el debate de si Repsol y Gas Natural son o no responsables de lo sucedido. Esa no es la cuestión sino una mera excusa esgrimida por Argelia para justificar lo injustificable. La expulsión de las dos empresas del proyecto de Gassi Touil –que contempla la exploración, explotación, licuefacción y comercialización de las reservas de gas de esa región– se ha producido después de la visita del presidente francés, Nicolás Sarkozy, al país magrebí. Sarkozy acudió allí defendiendo los intereses estratégicos de su país, entre ellos el garantizarse el abastecimiento de gas, y, como resultado, la petrolera hispano-argentina y su participada gasista se quedan fuera de un contrato muy necesario para ellas y para España.

Esto es lo que ha sucedido realmente. Sin embargo, Clos ni quiere verlo ni pretende admitirlo, ya que detrás de todo están los graves errores cometidos por el Gobierno en todo este asunto. El Ejecutivo conocía el problema desde el pasado mes de julio y, en lugar de actuar como exigen las circunstancias y los intereses estratégicos de la Nación, como hubiera hecho cualquier otro país occidental, pecó de omisión y Repsol y Gas Natural ahora pagan los platos rotos por una política exterior tercermundista y otra industrial inexistente.

En todo este asunto, el Gobierno no ha hecho nada y, en lugar de reconocerlo, ahora se descuelga culpando a las empresas. El Ejecutivo no podía cometer un error más grave y monumental. Después de enviar mensajes claros acerca de que cualquiera en cualquier lugar del mundo puede hacer lo que quiera contra las empresas españolas porque el Ejecutivo no va a reaccionar, como sucedió cuando el presidente de Bolivia, Evo Morales, nacionalizó los hidrocarburos, ahora ya dejamos sentado y bien sentado que Zapatero y los suyos están dispuestos a ponerse del lado contrario a los intereses españoles con tal de no admitir lo erróneas que son su política exterior y su política empresarial. Lo sucedido hoy con Clos, por tanto, constituye una llamada abierta a todo el mundo para atentar con toda impunidad contra los intereses españoles en el exterior, algo inadmisible en cualquier economía avanzada cuyo Gobierno hubiera defendido a sus empresas con toda su energía y todos los instrumentos a su disposición. Esto es lo que tiene el tercermundismo ideológico del tándem Zapatero-Moratinos.

Por último, un aviso para navegantes. Gas Natural fue aliado del Ejecutivo de Zapatero en su intento de desplazar a Manuel Pizarro de la presidencia de Endesa; en Repsol, el principal accionista es Sacyr, quien protagonizó el intento de asalto a la presidencia del BBVA orquestado desde Moncloa. Pues bien, el Gobierno, con tal de salvar la cara, ha dejado tirados a sus aliados. Y como dice el refrán, cuando las barbas de tu vecino veas pelar...

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