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George Will

Las leyes no son para el Times

Menos de tres meses después de que el Times criticase con virulencia al tribunal por debilitar las restricciones para publicar anuncios sobre temas políticos, el periódico realizó una gigantesca e ilegal contribución al anuncio político de MoveOn.

Dos días antes de la Navidad de 1967, el presidente Lyndon Johnson, en visita al Vaticano, regaló al Papa Pablo VI un busto de un pie de altura del propio Lyndon Johnson. Hay pequeñas decisiones que revelan el carácter de una persona. O de una institución. Considere si no las opciones que tenía ante sí el New York Times con respecto al asunto del anuncio político de MoveOn.org en el diario llamando "General Betray Us" (algo así como General Traidor) al general David Petraeus, acusándole de "amañar las cuentas para favorecer a la Casa Blanca".

El pasado mes de junio, el Times puso la quinta –no conoce otra marcha– con motivo de la negativa del Tribunal Supremo a respaldar el enorme poder gubernamental para censurar el discurso político que otorga la ley McCain-Feingold. El tribunal dictaminó que a un reducido grupo de ciudadanos de Wisconsin se le había negado injustamente el derecho a publicar un anuncio político instando a los dos senadores del estado a no bloquear en el Senado el nombramiento de los candidatos judiciales del presidente.

Dado que uno de esos senadores se presentaba a la reelección, el anuncio del colectivo fue juzgado "comunicación en campaña electoral", "referida" a un candidato a un cargo federal. McCain-Feingold prohíbe tales comunicaciones a ningún tipo de organización, incluyendo a los colectivos civiles sin ánimo de lucro, en las semanas previas a unas elecciones. Sin embargo, las páginas de opinión del Times hacen un uso intensivo de esa libertad de expresión que niegan a los demás.

Coincidiendo con el dictamen del tribunal de que el anuncio del grupo de Wisconsin debió haber sido autorizado, el juez Antonin Scalia escribió en un voto particular que, aunque McCain-Feingold fuera redactada para evitar "los efectos corrosivos y distorsionantes" de las acciones de entidades "con inmensas sumas de riqueza", en realidad estaba amordazando –con la vigorosa aprobación del Times– a un pequeño colectivo de ciudadanos de Wisconsin.

Menos de tres meses después de que el Times criticase con virulencia al tribunal por debilitar las restricciones para publicar anuncios sobre temas políticos concretos, el periódico realizó una gigantesca y patentemente ilegal contribución al anuncio político de MoveOn.org. La Unión Conservadora Americana, presidida por David Keene, presentó inmediatamente una denuncia ante la Comisión Electoral Federal, observando que el comprador del anuncio, MoveOn.org Political Action, es un comité político multicandidato registrado y regulado por el parto de los montes de leyes y normas federales, cuya multiplicación ha hecho tan feliz al Times.

El Times, una empresa mediática dedicada editorialmente a dar detalladas instrucciones al resto del mundo sobre cómo deben llevar sus asuntos, parece tener problemas a la hora de gestionar los propios. El Times ha terminado diciendo que la tarifa apropiada para el anuncio a toda plana de MoveOn.org era de 142.000 dólares, muy por encima de los 65.000 que pagó la organización. De modo que el descuento de 77.000 dólares constituye una enorme contribución en dinero indirecto a un comité político regulado federalmente. El horror del Times ante semejantes donación quedó plasmado en su entusiasmo por la ley McCain-Feingold.

Las regulaciones de la Comisión Electoral establecen que "la disposición de cualquier bien o servicio sin cargo o a un precio inferior al usual y normal gravado por tales bienes o servicios es una donación". Los particulares están limitados por ley a donar 5.000 dólares al año; organizaciones como el Times tienen prohibido realizar cualquier tipo de contribución.

MoveOn.org va a enviar un cheque al Times de 77.000 dólares. El Times se ha disculpado, porque son bien majos ellos, pero normalmente la Comisión Federal no acepta disculpas cuando puede cobrar multas. Y con frecuencia las multas de la Comisión se imponen después de intensivas investigaciones de los motivos e intenciones del posible infractor. ¿Se hará esa investigación en lo que al Times se refiere? La Comisión Electoral no es especialmente clemente cuando trata con particulares que, menos protegidos que The New York Times Company, pasan por alto regulaciones mucho más oscuras que el párrafo que el Times se saltó a la torera.

Bob Bauer, un abogado demócrata especializado en las leyes que regulan el discurso político, observa –no con aprobación– que supuestamente el Times tiene una política de rechazar anuncios que incluyan "ataques personales". Pero aceptó un anuncio de MoveOn.org que acusaba a un militar de traicionar a su país. Según el defensor del lector, un empleado de la casa dijo que el anuncio era "un comentario sobre la gestión en su cargo por parte de un funcionario público".

El editor del Times, Arthur Sulzberger Jr., al defender la decisión de publicar el anuncio, dijo: "Si tenemos que equivocarnos, mejor hacerlo del lado de un mayor diálogo político... Quizá erramos en este caso. Pero si lo hicimos, fue con la intención de dar más voz al pueblo." Bauer observa que Sulzberger podría haber empleado palabras procedentes de un veredicto del Tribunal Supremo: "En un caso controvertido, la disputa quedará resuelta en favor de la protección de la libertad de expresión". Y: "Donde esté implicada la Primera Enmienda, el favor recae en el orador, no en el censor". Eso lo escribió el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, en el veredicto de Wisconsin que el diario de Sulzberger denunció por magnificar las voces de, entre otras cosas, "las empresas acaudaladas". Los ingresos de The New York Times Companyen el 2006 fueron de 3.300 millones de dólares.

El papel desempeñado por el Times en esta materia confirma un axioma: puede existir una exhibición indecorosa de la mente, así como existe la del cuerpo.

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