Memoria histórica,
tan celtibérica,
tan paranoica.
Memoria histérica.
Enfermos crónicos,
rencores típicos;
producen vómitos
algunos cínicos.
Vuelve la crónica
de tiempos bélicos,
tiempos pretéritos:
memoria histórica.
Pasado trágico
que con estrépito
vuelve celérico
con los parásitos.
Que son políticos
super nostálgicos,
los progres míticos
progres fanáticos.
Una ley pública
que es tan ilógica
y tan impúdica:
memoria histórica.
Es tan empírico
y matemático
que el rojo típico
sea tan básico.
Es antihigiénico
y problemático;
no es nada ético
ni democrático.
Poco modélico,
nada pragmático,
veneno auténtico,
revuelto gástrico.
Es meningítica,
super despótica,
la ley ilícita:
memoria histórica.
Es bermejística
y es rubalcábica,
también rovírica
y llamazárica.
Mega bardémica
y carrillística,
hiper sopénica,
carnicerística.
Gabilondística,
cebrianotóxica,
zapaterística,
¡Memoria histórica!
Memoria histórica,
vuelta a la métrica
tan radiofónica
y tan poética
La misma crónica,
la misma técnica,
la misma tónica,
la misma estética.
Esos políticos
súper neuróticos
vuelven solícitos
al paleozoico.
Al neolítico,
a lo prehistórico,
a lo mas típico,
a lo mas tópico.
A lo jurásico,
a lo prebélico,
son nuestros clásicos
los paracuéllicos.
La ley patética,
la ley afónica,
la ley hermética:
memoria histórica.
Sectaria y tétrica,
chorrada súbita,
es una réplica
de la república.
Es esquelética,
megarraquítica,
es parapléjica,
es paralítica.
Estos maniáticos
hipercoléricos
no son simpáticos
ni son magnéticos.
Son los hipnóticos
del ruedo ibérico,
estereofónicos,
¡Menudo sequito!
Nada de símbolos
fuera los clérigos
y si eres díscolo
pues les da vértigo
Memoria amnésica,
memoria atónita,
esquizofrénica:
¡Memoria histórica!
La ramoncínica,
la ana belénica,
teddy bautística,
victor manuélica.
Almodovírica,
pepe rubiánica,
la guayomínica,
moratinránica.
La ley zerólica,
la julia otérica,
la maría antónica,
la gemma niérgica.
Ya acaba el cántico,
voz melancólica,
soy un romántico:
¡Memoria Histórica!
