Menú
Antonio Robles

Educación para el sectarismo

¿Cómo pretenden vender una asignatura para educar en ciudadanía si son incapaces de respetar al otro tal como es? ¿Y cómo lo van a respetar si necesitan inventárselo para poder destruirlo sin dejarle capacidad alguna de defensa?

El vídeo de promoción de la asignatura Educación para la Ciudadanía de las Juventudes Socialistas de España (JSE) ha tenido una difusión extraordinaria. Hasta los periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión más críticos con los socialistas han recogido la inmundicia con detalle.

Hay quienes consideran su contenido impresentable, pero enseguida lo justifican por el éxito obtenido en los medios. Parece que todo sea legítimo si consigue romper la barrera del sonido mediático. Todo por el éxito, podríamos decir; y si es así, ¿por qué no prueban a hacer un programa de violaciones y asesinatos reales y en directo? Ya verán cómo rompen los índices de audiencia. No les garantizo que sea legítimo, pero éxito, lo que se dice, éxito, les aseguro que tendrá.

Pero vayamos al vídeo. Es un gran guión, un excelente ejemplo de por qué la asignatura Educación para la Ciudadanía es absolutamente necesaria.

Miren, una de las primeras enseñanzas que deben aprender los adolescentes, es el respeto hacia los demás. En las antiguas clases de ética, sin ese requisito, la clase se hacía imposible, porque si no se parte de la tolerancia a las ideas de los demás es imposible confrontar opiniones y perspectivas. Los niños y adolescentes sin educación tienen una tendencia casi innata a reírse de los demás, sobre todo de aquello que les parece extraño, no entienden o no comparten de los demás. Pues bien, el vídeo de marras es el ejemplo perfecto de la falta de respeto a las ideas y los comportamiento de los demás: Se atribuye al adversario una estética ridícula para desposeerlo de cualquier tipo de legitimidad moral; se le imputa una estupidez casi genética; sus contestaciones son un pequeño diccionario de los prejuicios que los guionistas de izquierdas suponen en los seguidores de derechas; y, finalmente, los aspavientos y carcajadas de la progre socialista dan la medida de su sectarismo profundo, cuyos correligionarios son incapaces de apreciar porque se sienten moralmente superiores a los demás.

¿Cómo pretenden vender una asignatura para educar en ciudadanía si son incapaces de respetar al otro tal como es? ¿Y cómo lo van a respetar si necesitan inventárselo para poder destruirlo sin dejarle capacidad alguna de defensa? Sin lugar a dudas, si un libro o un profesor enseñaran así, no habría que retirar a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, sino al libro y al profesor inmediatamente.

De entre las muchas cosas intolerables en ese vídeo, quizás la mayor sea que el propio presidente de Gobierno, el socialista Rodríguez Zapatero, lo avale con la irresponsabilidad propia de los adolescentes que aseguran haberlo grabado: "Es simpático y eleva el debate". A veces se frota uno los ojos y se pregunta cómo es posible que lleguen a la máxima autoridad del Gobierno personajes como Zapatero o Pepiño Blanco. ¿Cómo es posible?

¡Dice que eleva el debate sobre Educación para la Ciudadanía y  se queda tan pancho! Bueno, en realidad, no sé por qué me extraño tanto; en el programa Gol a Gol de TV3, Javier Sardá, ese director del programa de televisión que seguramente más ha hecho por destruir la buena educación de este país y elevar su estupidez (Crónicas marcianas), arengó a los niños del programa incitándoles a no votar a Acebes mientras amenazaba con no pagar impuestos si los colegios concertados boicoteaban a la asignatura Educación para la Ciudadanía.

Cada vez que pienso las razones de quienes honradamente creemos que esta asignatura es absolutamente necesaria y nos tropezamos con semejantes defensores, da ganas de salir corriendo.

El vídeo termina así: "Por la igualdad, por la convivencia, JSC, Juventudes Socialistas de España". Lo que deja una cosa bien clara: en este país es necesario dar clases de ciudadanía porque no sólo las necesitan los niños, sino también, y sobre todo, las juventudes socialistas y el propio presidente de Gobierno. ¡Qué gozada tener en clase a Pepiño Blanco! Con él tendría un chollo inmenso: cada vez que tuviera que poner un ejemplo de cómo no comportarse, lo dejaría hablar sin límites. Y si tuviera a Acebes en el pupitre de al lado, ni os cuento.

En Sociedad

    0
    comentarios