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EDITORIAL

El recuerdo del genocidio armenio

Vista la reacción del Gobierno turco, no nos extrañaría que ZP propusiese una especie de "Ley de Memoria Histórica para la Alianza de Civilizaciones" para ocultar todas las matanzas del pasado, excepto las cometidas, naturalmente, por los occidentales.

El Gobierno turco –posiblemente el principal apoyo de Zapatero en su impulso a la "Alianza de Civilizaciones"– acaba de retirar su embajador en Estados Unidos como protesta a una resolución aprobada por la Cámara de Representantes en la que se califica de "genocidio" al exterminio de aproximadamente un millón y medio de cristianos armenios, perpetrado a comienzos de la Primera Guerra Mundial.

Sabíamos que la "Alianza de Civilizaciones" que propugna Rodríguez Zapatero nos obliga a taparnos la nariz y los ojos ante la sistemática violación de derechos humanos que actualmente se perpetra en el mundo islámico; lo que no sabemos es si exigirá también llevar la ocultación al pasado, tal y como pretende Ankara con estas masacres generalmente consideradas –con razón– como el primer genocidio del siglo XX.

De hecho, Zapatero ya ha impulsado a nivel nacional una hemipléjica Ley de Memoria Histórica que oculta la persecución que, por razones ideológicas, sociales y religiosas, se perpetró en el mal llamado bando republicano. Por tanto, no nos tendría que extrañar que, ante la reacción del Gobierno turco, Zapatero propusiese a la comunidad internacional una especie de "Ley de Memoria Histórica para la Alianza de Civilizaciones" para ocultar todas las matanzas del pasado, excepto las cometidas, naturalmente, por los occidentales.

Bien es cierto que Turquía es de lo menos indecente del mundo islámico, como también lo es que un irreconocible Bush y una todavía más irreconocible Condolezza Rice se han opuesto –sin negar "estas matanzas masivas históricas"– a la conveniencia de esta resolución por su negativo efecto en el discutible apoyo que Turquía brinda a los esfuerzos democratizadores norteamericanos en Irak y Afganistán.

En cualquier caso, lo determinante es que Estados Unidos ha aprobado esta justa resolución, tan oportuna y coherente para la causa del mundo libre, como inadmisible para esa Alianza de Civilizaciones que propugna Zapatero.

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