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Amando de Miguel

Las hablas regionales en España

Para evitar esa última expresión el hombre recurrió a este circunloquio: "los ciudadanos y ciudadanas de los pueblos del Estado". Empieza a ser un poco cargante el politiqués autonómico.

Rafael Palacios Velasco (asturiano) irrumpe en muchas de las polémicas y disquisiciones que se han planteado en este rinconcillo de las palabras. Resumo algunos puntos de su documentada aportación con algunos comentarios propios:

  1. A propósito de la voz pingo, don Rafael revela que en Asturias se dice mucho ir de pingo (= ir de fiesta, alternar con los amigos). Por otra parte, los asturianos dicen pingar (= estar mojado, empapado). De ahí lo de poner a alguien pingando (= ponerlo a caldo, como un trapo). Otros asturianismos que recoge don Rafael son no ser quien a o ser a [+ infinitivo] (= incapacidad o falta de habilidad para).
  2. Don Rafael conserva algunas metáforas (dice él) o comparaciones populares muy expresivas que decía su padre:
    • como si me llaman aparte y no me dicen nada [= algo absurdo]
    • con eso y un paraguas, no me mojo [= insinúa la inutilidad de algo]
    • la cura va bien, pero el ojo lo pierde [= indica que algo no tiene solución]. Me recuerda el famoso dicho del torero "Desperdicios" que había tenido una aparatosa cogida. Decía algún espectador más avisado: "No era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano".
  1. Don Rafael anota la expresión es muy fuerte, que se repite en muchos círculos, como "interjección de moda", como una especie de muletilla cansina. Para mí que la exclamación es ¡qué fuerte!, arrastrando mucho la efe. Sirve para demostrar admiración más o menos cortés o fingida. Si uno se admira de lo dicho por el interlocutor, demuestra que aprecia mucho las noticias o comentarios que recibe. Hace menos de un siglo la moda era decir ¡qué bárbaro! o ¡qué bestia!
  2. Coincide don Rafael en la crítica que hacía aquí Álvaro Vivar respecto de la expresión "cuando lo estime oportuno y conveniente", dicha por Mariano Rajoy. No obstante, don Rafael entiende que la expresión dicha contiene un punto lógico, pues lo oportuno no tiene por qué ser necesariamente conveniente. Mi opinión es que ese binomio es un resto del lenguaje administrativo o jurídico que tan bien debe de conocer el de Pontevedra, brillante jurista.
  3. Respecto a la manía general de los "binomios copulativos", don Rafael sostiene que puede llegar a ser insoportable cuando la aplica Zapatero.

Legazpi da cuenta de que en el Occidente asturiano "los cachelos son patatas escachadas. Si rompe un cacharro en cachos se escacha". Está también sachar (= remover la tierra, airearla). Aunque no sé si es un error y ha querido decir cachar (= arar), que también se dice así en castellano. Lo de cachear (= registrar a alguien para ver si lleva algo prohibido) no sé si es un galleguismo o un anglicismo. Espero alguna ilustración al respecto.

Susana Molledo (Bilbao) comenta que la palabra brus (emparentada con el inglés brush = cepillo) también se utiliza en el País Vasco. Su abuela vasca decía blus.

María del Pilar Rodríguez Sánchez (Barcelona) me resuelve el enigma de la transmutación de las siglas AVE (Alta Velocidad Española) al llegar a Cataluña. En efecto, ese anagrama no podría ser digerido por los gobernante catalanes, así que se llama TAV (= Tren de Alta Velocidad). Vaya lío cuando a la estación del AVE en Madrid llegue el TAV. Qué obsesión, la de tantos catalanes que no pueden pronunciar la palabra "España" y sus derivados. El otro día oí a un dirigente catalán por la radio. Se refería a la idea tan común de que el auténtico motor de la transición a la democracia fue el pueblo español. Para evitar esa última expresión el hombre recurrió a este circunloquio: "los ciudadanos y ciudadanas de los pueblos del Estado". Empieza a ser un poco cargante el politiqués autonómico. Supongo que las instalaciones del Pueblo Español en Montjuic se acabarán llamando Pueblos del Estado. Habrá que aclarar a los turistas que no se trata de los indios Pueblo de los Estados de Arizona y Nuevo México.

Rafael Palacios Velasco aporta algunas "peculiaridades del habla asturiana". Las cito:

  • xatu (= ternero)
  • guaje (= apelativo cariñoso para una persona en su trabajo, normalmente un jovencito)
  • guajón (= lo anterior, pero para una persona mayor)
  • empapizarse (= atragantarse al comer, beber o hablar)
  • potas (= cacerolas)
  • sebe (= maleza de los linderos)
  • perres (= dinero)
  • arveyos (= guisantes)
  • ¿eh, ho? (= exclamaciones para pedir explicación sobre lo oído)

Algunas de esas "peculiaridades" no son solo de Asturias, pero eso es lo que pasa con muchas formas dialectales. Lo de llamar perras a los dineros es porque, las monedas del siglo XIX (que circularon hasta bien entrado el XX) llevaban una alegoría del escudo de España en la que figuraba un león. Con el uso, la figura del león se fue desgastando y el público acabó diciendo que era una "perra". A partir de ahí, la metonimia estaba cantada. Las monedas y los dineros eran las "perras", en Asturias y en toda España.

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