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Z de Aznar

Su Gobierno es incapaz de pensar qué Europa quiere y menos aún de pensar qué papel podría jugar nuestro país en ella. El único punto de referencia que le queda es hacer lo contrario de lo que haría Aznar. Y a eso se dedica.

En 2005, los españoles creyeron a Zapatero, ahora Z, y dieron su visto bueno al engendro que Z afirmaba era imprescindible. Pero franceses y holandeses dijeron que no y hubo que hacer un apaño para que el fracaso no se notase demasiado. Apaño en el que Z ha sido otra vez convidado de piedra, asistiendo en silencio a las negociaciones entre los demás países, ninguno de los cuales ha sentido la necesidad de escucharle más allá de lo protocolario.

¿Qué ha quedado del voto de los españoles? Respuesta: nada. Lo primero que tendría que hacer Z a su regreso de Lisboa es explicar a los españoles porque les pidió el voto para algo transcendental y necesario que no ha resultado ser ni una cosa ni la otra. Zapatero, ahora Z, vendió a los españoles un purasangre que resultó ser una burra coja que ha acabado siendo sacrificada. Ahora debiera dar explicaciones acerca del valor que da a sus votos.

En el fondo, como afirman los diplomáticos españoles, el problema de Zapatero, ahora Z, es que lo ignora todo de Europa. Y entre eso y la obsesión por el pasado puede explicarse toda su política comunitaria. Su Gobierno es incapaz de pensar qué Europa quiere y menos aún de pensar qué papel podría jugar nuestro país en ella. El único punto de referencia que le queda es hacer lo contrario de lo que haría Aznar. Y a eso se dedica.

Busca alejarse obsesivamente de la política exterior de Aznar y ahí se incluye la política comunitaria. El referéndum lo planteo obsesivamente como un plebiscito de su política exterior. Tras la cumbre de Lisboa se ha comparado, sin que nadie le pregunte, con el Aznar de Niza. Psiquiatría al margen, parece que Zapatero, ahora Z, vive obsesionado aún por separarse de un ex presidente que, por cierto, tiene una agenda internacional bastante más rica que la suya.

En el fondo, Zapatero, ahora Z, es sólo el intento constante y obsesivo por huir de todo lo que significó Aznar en la política exterior española. Cuatro años después, Zapatero, ahora Z, sigue obsesionado con él. Por eso su simpática sonrisa se vuelve algo rabiosa cuando alguien le recuerda que es sólo el reverso de la política exterior de Aznar. Quizá es que la Z es realmente la Z de Aznar.

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