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Daniel Rodríguez Herrera

Los ordenadores no predicen el calentamiento (lo dice Science)

Vamos, que cuando le cuenten que según el IPCC algo va a suceder con un 90% de probabilidades será mejor que no se lo crea. Es mentira.

Si ustedes me lo permiten, y si no también, voy a continuar con la serie de artículos de más rancio abolengo de toda mi producción. Ya en agosto de 2002 comenté el problema básico que surge al emplear ordenadores, que no es otro que lo único que pueden hacer las computadores son cálculos realizados a partir de los datos suministrados por el hombre mediante fórmulas matemáticas creadas por el hombre. Si fallan los datos o las fórmulas no reflejan correctamente lo que sucede en el clima, los resultados necesariamente fallan. En febrero de este año recordé que los modelos creados para el informe del IPCC del 2001 habían fracasado en sus predicciones, por lo que no debíamos tomarnos como una verdad revelada lo que dijera este organismo en su revisión de 2007.

Por si ustedes, hombres de poca fe en mí, preferían no creerme, hagan al menos un poco de caso a la revista Science, esa cuyos artículos catastrofistas repiten como papagayos todos los medios de comunicación pero que, cuando expresa alguna duda, nadie dice nada. Pues bien, un artículo de dos científicos de la Universidad de Washington (en Seattle), Gerald Roe y Marcia Baker, aseguran ahora que el clima es demasiado complejo para hacer predicciones precisas y que tras décadas de arrojar toneladas de dinero sobre los modeladores climáticos las incertidumbres de estos augurios no se han reducido.

Vamos, que cuando le cuenten que según el IPCC algo va a suceder con un 90% de probabilidades será mejor que no se lo crea. Es mentira.

La razón está en lo que llaman "sensibilidad del clima". El efecto directo de la emisión de gases de efecto invernadero es muy pequeño y, además, cada nueva molécula que se emite tiene un efecto menor que la anterior. Lo que hacen los modelos climáticos es intentar reflejar las retroalimentaciones que inevitablemente han de producirse en un sistema tan complejo como es el clima. Por ejemplo, si el Ártico se deshiela, reflejará menos luz de vuelta al espacio y aumentará aún más el calentamiento. Es un ejemplo de retroalimentación positiva, pero también las hay negativas. El conjunto de unas y otras es lo que define la sensibilidad del clima a un aumento determinado de gases de efecto invernadero.

El problema es que todas esas retroalimentaciones también se afectan unas a otras. No es por repetirme, pero es que el clima es un sistema muy complejo. El resultado, de acuerdo con estos dos profesores, es que no importa lo potentes que sean las máquinas y el esfuerzo que pongan los modeladores en sus productos: seguirán sin poder predecir con precisión cuánto va a aumentar la temperatura ante un incremento determinado de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Recuérdelo la próxima vez que vea en la pantalla imágenes de costas inundadas por el aumento del nivel del mar. Recuérdelo la próxima vez que le digan que debe dejar el coche en casa e ir en autobús o arderá usted en el infierno. Recuérdelo, en definitiva, la próxima vez que un paleto que confunde calor, temperatura y energía se dedique a publicar un auto de fe en que condene a quienes expresan dudas sobre las causas y efectos del cambio climático como "enemigos de la ciencia".

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