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Agapito Maestre

Salvajismo antipolítico

Sospecho que Calleja y muchos otros de su parecer se creen héroes; más aún, miran con superioridad "moral" a quienes no comparten sus brutales palabras, que son más propias de sociedades en decadencia que de una democracia joven y en crecimiento.

"Estás engordando a ETA", o sea, estás colaborando a que una banda criminal crezca y se consolide, fue el insulto utilizado por Calleja contra San Sebastián en un programa de TVE. La insultada pidió unas palabras de rectificación a su compañero de profesión. La calumniada buscaba un rasgo de humanidad para seguir construyendo algo en común con su calumniador público, pero Calleja, lejos de liberarse de su errático juicio para comenzar una nueva andadura con su semejante, se ratificó en sus palabras. Persistió en el error. Prefirió vivir en el ocaso de nuestra cultura. Porfió por la decadencia. No querer enmendarse, o sea, renunciar a crear algo nuevo, tiene que ser algo terrible.

Aunque quizá visto desde las actuales circunstancias políticas originadas por el socialismo de Zapatero, ese no querer enmendarse quizá no sea vivido de forma dramática sino heroica. Sospecho que Calleja y muchos otros de su parecer se creen héroes; más aún, miran con superioridad "moral" a quienes no comparten sus brutales palabras, que son más propias de sociedades en decadencia que de una democracia joven y en crecimiento. En efecto, la barbarie, el salvajismo y la rusticidad no son comportamientos previos a la civilización, la cultura y la cortesía política. Son, más bien, los restos, los cascotes, de una cultura democrática que se derrumba por todas partes. Zapatero y los separatistas han entrado a saco en este barrio en ruinas. Son los amos y persiguen a todo aquel que pretenda reconstruir una sola calle, cualquier espacio común, que pudiera servir para detener o rescatar algo de esa urbanización en ruina.

Las palabras inciviles de Calleja, un periodista adicto al régimen de Zapatero, contra Isabel San Sebastián, una periodista que vive escoltada por las amenazas de ETA, sólo pueden ser leídas en este contexto de decadencia de la democracia. El ocaso del sistema democrático nos está conduciendo directamente a la barbarie, el salvajismo y la rusticidad. Lo grotesco se impone a lo cortés y lo agraz a lo educado. La forma torticera de ejercer el poder Zapatero, siempre en colaboración con los separatistas y lo más sombrío y secreto de nuestra sociedad, está terminando con el régimen de libertades y, sobre todo, con las formas civilizadas de construir bienes en común que nos dimos los españoles en la Transición en general, y en la Constitución en particular.

La conducta del periodista Calleja, por desgracia, no es una singularidad de su personalidad, una brutalidad más o menos pasajera, sino que refleja sólo una forma de ejercer el periodismo sin reparar en todo lo que tenemos en común quienes participamos en la esfera pública de discusión para creas "bienes" políticos. Malo, pues, es mantener una exageración, una burrada, pero es peor, muchísimo peor, no rectificar, no decir lo siento, por creerse en posesión de una "verdad" que no es sino una expresión de la brutalidad impuesta por el socialismo de Zapatero.

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