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Isaac Katz

México, petróleo y corrupción

Nos aseguran que PEMEX es de todos los mexicanos. ¡No! PEMEX es propiedad de un grupúsculo de individuos pertenecientes a la burocracia y al sindicato petrolero que se apropian de unas rentas ganadas a costa de la riqueza de todos los demás mexicanos.

En la petrolera estatal PEMEX hay 11.500 trabajadores que cobran salarios sin trabajar. Fueron contratados en el pasado para hacer algo y ahora, como su "fuente de trabajo se agotó", hay que reasignarlos a otra posición dentro de la empresa, posiblemente en otra localización y en otro tipo de tarea. Pero según el convenio colectivo, la reasignación de un trabajador a otra actividad obliga a PEMEX a promover al empleado al siguiente nivel del escalafón salarial, con el consecuente aumento, esté o no capacitado para ese nuevo cargo.

Además, si el cambio implica trasladarlo a otro sitio, PEMEX está obligado a pagar 18 meses de renta de vivienda para el trabajador reubicado, además de 100 días de salario por los "trastornos" que sufre por el cambio. En caso contrario, la empresa tiene que liquidarlo con una indemnización equivalente a 5 meses más 20 días por cada año trabajado.

Se trata de otro ejemplo de por qué PEMEX es la empresa petrolera más ineficiente del mundo, no importa cómo se le quiera medir: valor de la producción o margen de ganancia bruta (antes de impuestos) por cada trabajador.

Nos aseguran que PEMEX es de todos los mexicanos. ¡No! PEMEX es propiedad de un grupúsculo de individuos pertenecientes a la burocracia y al sindicato petrolero que se apropian de unas rentas ganadas a costa de la riqueza de todos los demás ciudadanos mexicanos. Ya en 1939, como reseña Luis González en su libro Los días del presidente Cárdenas, en el primer año después de la nacionalización y a pesar de la caída de la producción, la plantilla laboral de PEMEX aumentó de 15.895 a 22.206 trabajadores.

Hoy seguimos teniendo una enorme cantidad de cínicos, a menudo politiquillos nacionalistas, que se atreven a afirmar que PEMEX es el orgullo de México y que debemos mantenerla manejada por el Gobierno, aunque sea ineficientemente, porque se trata de un principio fundamental de nuestra soberanía nacional.

Es inaudito que esos politiquillos afirmen que la soberanía nacional radica en que el Gobierno sea dueño de fierros viejos, obsoletos y poco productivos, cuando en realidad la soberanía nacional se fortalece en la medida que prospera toda su población, no un sector políticamente privilegiado.

Ya es tiempo de despojarnos de ese mito nacionalista y expropiar PEMEX a los burócratas y sindicatos por causa de utilidad pública, para entonces aprovechar la riqueza petrolera y convertir a México en un país verdaderamente rico y soberano.

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