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Juan Carlos Girauta

Evacuaciones de un secretario de Estado

"Te invito a acompañarme al baño". Huy, huy, huy, Camacho el machote, Camacho el sobrado. Pero sólo con las señoras, ¿eh, picarón?

Si las evacuaciones del secretario de Estado de Seguridad se han convertido en noticia es por que él lo ha querido: "Te invito a acompañarme al baño". Huy, huy, huy, Camacho el machote, Camacho el sobrado. Pero sólo con las señoras, ¿eh, picarón? A David O’Shea, como no es mujer, en vez de vacilarle con las cosas de evacuar, le ordenó secamente en una entrevista para la televisión australiana que apagara la cámara porque no le plugo una pregunta: "Corta. Vamos a plantear los términos de la entrevista."

Puede ser un recurso adecuado en algunos casos. Por ejemplo: si el presidente del Gobierno –el de la paridad, el del "ista, ista ista, Zapatero feminista" (que también rima con otras cosas)– creyera en lo que dice defender, le habría espetado a Camacho, tras la ofensa a la diputada popular Ana Belén Vázquez: "Camacho, corta. Vamos a plantear los términos de tu cargo."

A Vicefernández no se le puede llamar "la otra" porque el sensibilísimo progrerío español lo considera machista. Es curioso; referirse a Solbes como "el otro" no habría escandalizado a nadie. Tampoco se puede decir que va disfrazada cuando va disfrazada. Hay que disimular y hacer ver que viste una más de sus innumerables prendas. Pero con la mujer no progre se acaban los miramientos. La puedan llamar "monja alférez" o "Carlos II vestido de Mariquita Pérez". Es más, la amenazan con enseñársela en el cuarto de baño. Menos mal que se trataba del secretario de Estado de Seguridad, que si no íbamos a pensar que estábamos ante un acosador sexual.

Camacho ha intentado otras evacuaciones de forma más imaginativa, como la de los subsaharianos que atestaban los centros de internamiento de Canarias mediante su envío a otras comunidades autónomas. También se conoce el absoluto éxito de su viaje con Bernardino León a Mauritania, comprometiendo una ayuda de la Unión Europea que Bruselas no avalaba.

A ver cómo evacua Camacho el tapón que se le ha formado en el cinturón industrial de Barcelona, uno de los mayores centros de reclutamiento de islamistas con destino a las zonas calientes del planeta. O, a la inversa, el problema de los pasos fronterizos catalanes con Francia, que andan muy sueltos, y que, por todo astringente, acaban de recibir cinco o seis policías.

Poco después de tomar posesión, al inicio de la legislatura, ya evacuaba Camacho interesantes órdenes, como la que le dio al director general de la Policía en funciones, Agustín Díaz de Mera, para que abriera investigación sobre una revelación de El Mundo: la condición de confidentes policiales de Suárez Trashorras y Rafá Zouhier. Curiosa orden, porque Camacho ya lo sabía, como consta aquí.

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