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EDITORIAL

¿Terminaremos pidiendo perdón a Chávez?

Ante tanta injustificada humillación cabe preguntarse, no ya si tendremos que pedir perdón a Chaves, sino también si en las silenciadas ventas de armas al regimen chavista, este gobierno pacifista, perdió algo más que la honradez intelectual.

Vista la humillante y condescendiente pasividad que el Gobierno mantiene tras la nueva catarata de ataques contra España y contra el Rey pronunciados por Hugo Chávez en su visita a Paris, somos muchos los que, con Ángel Acebes, nos preguntamos si el Ejecutivo de Zapatero llegará al extremo de pedir perdón al caudillo venezolano por las barbaridades que este ha pronunciado antes y después de que el Rey le dirigiera aquel memorable "¿Por qué no te callas?"

Las mendicantes peticiones de un comunicado conjunto, que Chávez ha despreciado hasta que no le pidan disculpas, sólo han servido para que el liberticida mandatario venezolano asegurara, en plan matón, que "si hubiera oído al Rey, su corona hubiera caído al suelo". Eso, después de hablar de "500 años de soberbia imperial" y de tratar implícitamente al Rey de racista al acusarle de "haberse cansado de escuchar a los indios".

Puestos a lograr comunicados conjuntos, ya podría el Gobierno español buscarlos a nivel europeo, para exigir al caudillo venezolano respeto para quien es Jefe de un Estado miembro de la Unión Europea. Sarkozy ya ha hecho bastante negándose a una rueda de prensa conjunta, dejándolo solo con los periodistas en un hotel de Paris.

Lo grave es que el Gobierno socialista, sus socios y sus medios afines son los que más están envalentonando y ayudando a Chávez a darle la vuelta a la tortilla para poder pasar de ser el ofensor al ofendido. Este domingo, un editorial del diario El País reprochaba al Rey que hubiera "mandado callar abruptamente" al presidente venezolano, y que hubiera dejado de cumplir con "la parte del pacto constitucional que le correspondía".

El diario de Prisa tiene la desfachatez de situar como "inicio" de la sucesión de incidentes que culminó con la intervención del Rey, no en los previos ataques de Chávez contra Aznar y las empresas españolas, que ni siquiera menciona, sino en la decisión de procesar a los caricaturistas de El Jueves.

La tardía y pusilánime intervención de Zapatero, que permitió tranquilamente que Chávez le interrumpiera con más críticas hacia Aznar, es lo que justifica y hace admisible la "abrupta" y encomiable reacción del Rey.

Por otra parte, también debemos recordar que hace unos días un diputado de Los Verdes, adscrito al propio grupo socialista, registraba una pregunta en el Congreso en la que se tildaba de "agresiva" la intervención de don Juan Carlos.

Ante tanto dislate y tanta injustificada humillación, cabe preguntarse, no ya si acabaremos teniendo que pedir perdón, sino también si en las silenciadas ventas de armas al régimen chavista este Gobierno, que tanta gala hace de su pacifismo, perdió algo más que la honradez intelectual.

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