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Ignacio Villa

Una riada de libertad

Si el éxito de la convocatoria estuviera determinado por los nervios del Gobierno, del PSOE y de sus terminales mediáticas no cabría ninguna duda de que el próximo sábado las calles de Madrid se van a volver a convertir en un grito de libertad.

La manifestación de este sábado en Madrid, convocada por las víctimas del terrorismo, se ha convertido en el centro de los ataques y los insultos del Gobierno socialista y sus terminales mediáticas, como sucediera con las anteriores. Estamos en lo de siempre. Primero guardan un silencio que delata las ganas que tienen de que la convocatoria pasa desapercibida, pero según se acerca la fecha de la convocatoria, viendo que sus deseos no se van a cumplir, aparecen los nervios y los ataques, los insultos y la beligerancia atroz contra las víctimas como sí estas fueran las culpables de que tengamos un Gobierno dispuesto a comerciar con los terroristas, dispuesto a negociar una humillante rendición.

Esta vez el guión se ha reproducido al milímetro. Primero indiferencia, luego nerviosismo y, por último, insultos. Es lo que siempre ha ocurrido y que parece va a seguir ocurriendo. Ciertamente, si el éxito de la convocatoria estuviera determinado por los nervios del Gobierno, del PSOE y de sus terminales mediáticas no cabría ninguna duda de que el próximo sábado las calles de Madrid se van a volver a convertir en un grito de libertad y de sentido común.

Muchos han dicho que no era momento para una manifestación; los agoreros han anunciado que va a ser un fracaso. Pero lo cierto es que una manifestación de víctimas del terrorismo siempre tiene el éxito asegurado. No estamos en una carrera de méritos, ni en un campeonato de números. Cuando las víctimas salen a la calle ya tienen el respaldo de todos. Simplemente por ser la suya una manifestación de libertad, de justicia, de reconocimiento, de sentido común y de memoria.

Este sábado, en Madrid, las calles se van a volver a convertir en una riada de libertad, en un grito rotundo por la justicia. Estamos terminando la legislatura de Zapatero, que pasará a la historia por sus ataques a las víctimas y su obsesión por laminar su memoria y el reconocimiento que merecen. Ha sido la legislatura de las grandes manifestaciones de las víctimas ante un Gobierno que las ha dejado, en el mejor de los casos, arrinconadas. Ha sido la legislatura de las humillaciones constantes y los insultos continuos. Ha sido la legislatura del desprecio a quienes se limitaban a pedir justicia.

Por todo ello, esta manifestación, que posiblemente será la última de la legislatura, se tiene que convertir en un clamor, un clamor contra un Gobierno que ha querido rendirse ante los terroristas. Este sábado las calles de Madrid van a volver a ser un grito de libertad, sin colores ni partidos. Un grito de todos.

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