Menú
Isabel Durán

La parodia de La Moncloa

Tomarán de nuestra pancarta las palabras para sus discursos de condena; por la libertad y la derrota de ETA y nos dirán que los asesinos irán a la cárcel. Y escuchándoles recordaré mi llanto mientras veía a De Juana Chaos saliendo de ella.

Con el asesinato del guardia Raúl Centeno, de 24 años, y la muerte cerebral de su compañero de 23, Fernando Trapero, deberían clamar en las conciencias de los miembros del Gobierno y del Partido Socialista las palabras de Teresa Jiménez-Becerril cuando, ante este nuevo horror, escribe: "En este momento, con dos familias destrozadas y una sociedad despierta, nadie jugará a humillarnos; es más, tomarán de nuestra pancarta las palabras para sus discursos de condena; por la libertad y la derrota de ETA y nos dirán que los asesinos irán a la cárcel. Y escuchándoles recordaré mi llanto mientras veía a De Juana Chaos saliendo de ella."

En efecto, las primeras palabras del presidente tras el atentado mortal han sido elocuentes: irá a por quien "presta su apoyo" a ETA. ¿Qué significa esta nueva actitud presidencial? ¿Por qué debemos creerle ahora? Y, sobre todo, ¿cuánto va a durar el ademán de buscar la derrota del terror y no la negociación con él?

 ¿Quiere decir acaso Rodríguez Zapatero que perseguirá a sus socios de ERC y del PNV cuyo apoyo es harto conocido desde Estella a Perpiñán? ¿Se perseguirá el jefe del Ejecutivo a sí mismo por denominar "accidente" a los atentados terroristas, calificar a Otegi "hombre de paz" o declarar el derecho a decidir del pueblo vasco o al menos pedirá perdón por todo ello? ¿Debemos colegir que el maltratador que preside su formación en Guipúzcoa y sus compañeros del cambalache político con los terroristas serán apartados del partido? ¿Dará órdenes el presidente para que se encarcele a los responsables policiales que dieron el chivatazo a los terroristas en la investigación de la extorsión etarra?

Se me agolpan las preguntas con una mezcla de rabia profunda contenida mientras un nudo en la garganta me paraliza ante las imágenes televisivas del desgarro de los familiares del guardia civil asesinado en el funeral de Estado ante los reyes de España, los príncipes de Asturias y el presidente del Gobierno que equipara su dolor por el asesinato de su abuelo en la Guerra Civil con el de las víctimas inocentes del terrorismo en democracia y el ministro del interior que justificó como "acción humanitaria" la victoria de De Juana Chaos.

Los asesinatos de los ecuatorianos Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate quedaron sepultados bajo el polvo de la T-4 ignorados por un Gobierno que continuó indecentemente sus negociaciones con la ETA para mantenerse en el poder. Ahora, cuando la Audiencia Nacional encarcela al entorno etarra por tejer un entramado económico, político, internacional y periodístico tan terrorista como los pistoleros que vaciaron los cargadores de sus pistolas en las nucas de los guardias en Capbreton, Zapatero se pone al frente de la manifestación, al tiempo que permite que la cabeza de la serpiente resurja de nuevo con total impunidad en el tejido social vasco.

Con el anuncio presidencial de perseguir a quienes "prestan su apoyo a ETA" Zapatero pretende ponerse una medalla que no le corresponde. Y es que las duras condenas que impondrá la próxima semana la Audiencia Nacional en la sentencia del macrojuicio del sumario 18/98 contra los criminales de guante blanco se producirán sólo gracias a la perseverancia de la AVT, ya que la Fiscalía de Conde Pumpido rebajó la petición de penas a la mitad.

¿No les repugna a los socialistas de bien la parodia de La Moncloa? ¿A qué espera el Gobierno para instar al Fiscal General la ilegalización de los partidos de la ETA, a que la banda terrorista "intente comprometer más vidas" de manera "fortuita"?

En España

    0
    comentarios