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Thomas Sowell

Ese 1% que más dinero gana

En los niveles más elevados de ingresos es más probable encontrar gente que sólo esté de paso. Los datos demuestran que más de la mitad de las personas que en 1996 se encontraban en el 1% de cabeza ya no estaban allí en el 2005.

Aquellos cuyos ingresos les colocan en el 1% que más dinero gana reciben muchísimo más del 1% de la atención de los medios. Incluso si dejamos de lado a las diversas celebridades de cabeza hueca, ese 1% atrae toda suerte de quejumbrosos lamentos y recriminaciones. Una reciente columna de Ana Quindlen en Newsweek (¿o es Newsweak?) Lamenta que "el porcentaje de la renta de la nación que va al 1% se encuentra en su nivel más alto desde 1928".

¿Quiénes son esos que tienen la suerte de estar en ese 1%? Para aquellos que les gustaría unirse al grupo, la pregunta es: ¿cómo puedo conseguirlo?

La segunda pregunta es fácil de responder. Prácticamente todo el mundo que tenga una casa en San Francisco, sin que importen lo modestos que puedan ser sus ingresos, puede entrar instantáneamente en ese 1% simplemente con venderla. Pero eso sólo sirve para un año, se me podría objetar. ¿Qué pasa si no se tiene otra casa que vender al año siguiente? Pues que no se estará en el 1% de cabeza al año siguiente. No es algo tan raro.

Los americanos que están en ese 1% de cabeza, como los que se sitúan en cualquiera de los tramos de renta, no permanece en ellas eternamente por más  que se hable y se escriba de ellos como si fueran una "clase" que perdura en el tiempo. Es algo que hacen, principalmente, aquellos que sufren de una sobredosis de la fórmula mágica de "raza, clase y género" que ha reemplazado al pensamiento en muchos círculos intelectuales.

De hecho, en los niveles más elevados de ingresos es aún más probable encontrar gente que sólo esté de paso. Los recientes datos de la agencia tributaria demuestran que más de la mitad de las personas que en 1996 se encontraban en el 1% de cabeza ya no estaban allí en el 2005. Entre quienes estaban en el 1% de mayor renta dentro de ese 1%, las tres cuartas partes ya no estaban en esa situación al final de la década.

No se trata de clases permanentes; la mayoría ha alcanzado ese estatus por un repentino pico de ingresos que no dura. Estos aumentos pueden tener lugar por toda clase de motivos. Además de vender casas en inflados mercados inmobiliarios como el de San Francisco, se pueden recibir ingresos inesperados por medio de una herencia o de una jugada que da fruto, ya sea en la bolsa, el mercado inmobiliario o Las Vegas. Los ingresos en un año concreto pueden llegar a multiplicar lo que se ganaba antes o se ganará después.

Entre los consejeros delegados de las empresas, aquellos que cobran en parte en opciones sobre acciones tienen un pico de ingresos el año que ejecutan las que han acumulado a lo largo del tiempo. Esto permite que los críticos citen los inflados emolumentos de los directivos mejor pagados de ese año. Algunas de estas cantidades son casi tan grandes como las de las estrellas del cine o la música a las que, dicho sea de paso, jamás se acusa de "codicia".

Del mismo modo en que hay aumentos repentinos de la renta en un año concreto, también puede haber descensos, un hecho que puede conducir a engaños similares cuando se abalanzan sobre él quienes están deseando que aparezca una estadística favorable para difundirla con entusiasmo.

Mucha gente verdaderamente adinerada, o incluso rica, puede que tengan que afrontar que sus negocios sufran pérdidas o se tomen un año sabático en su profesión, de modo que sus ingresos en un año concreto pueden ser muy reducidos o incluso negativos, sin que por ello se les pueda calificar de pobres por ninguna definición que tenga algo de significado.

Esto podría ayudar a explicar detalles como que cientos de miles de personas con ingresos inferiores a 20.000 dólares al año residan en hogares que cuestan 300.000 dólares o más. Muchas personas de ingresos reducidos también tienen piscinas y otros lujos que no se podrían permitir si sus ingresos se encontraran de manera permanente en sus niveles actuales. No hay motivo para que la gente abandone semejantes lujos por un mal año, cuando han estado ganando muchísimo más dinero en los años anteriores y espera ganar mucho más en los que están por venir.

Si dividimos a la población en cinco partes iguales dependiendo de su nivel de renta en un año determinado, veremos que quienes están en el quintil más alto, o en el más bajo, o en cualquiera de los que están entre medias no suele permanecer allí una década entera, y mucho menos de por vida. Y con total seguridad no permanece permanentemente en el 1% de cabeza.

La mayor parte de las estadísticas de renta no siguen el destino de cada individuo de año en año tal y como hacen las estadísticas de la agencia tributaria. Pero esos otros estudios pueden crear una ilusión engañosa comparando los distintos grupos de año en año, pese a que la gente está entrando y saliendo de ellos continuamente. Y eso incluye en especial al 1% de cabeza, que se ha convertido en el centro de tanto angustia y tanta retórica.

En Libre Mercado

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