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Ignacio Villa

Zapatero sigue con sus fuegos artificiales

Esta muy bien que se amplíe la colaboración con Francia, pero los acuerdos que estos días se han anunciado a bombo y platillo no hacen sino recuperar el terreno perdido durante esta legislatura.

Ocho días después del último atentado mortal de la banda terrorista ETA, tras una semana en la que Zapatero ha tenido que asistir a los funerales de dos guardias civiles, con el fracaso de la concentración exprés en Madrid y siendo consciente el presidente de la nefasta imagen que está dando en lo que a la lucha antiterrorista se refiere, increíblemente, seguimos donde estábamos. El Gobierno continúa sin mover un dedo contra el entramado político, económico y social de ETA que se ha reconstruido en la presente legislatura con el beneplácito de los socialistas.

Durante los ocho años de gobierno de José María Aznar se avanzó mucho en el desmantelamiento de los apoyos de ETA en la sociedad civil. Se rompieron moldes y se afrontó con valentía una situación que se había consentido por miedos y complejos. Gracias a ello, la banda terrorista comenzó a desinflarse en todos los terrenos. Cuando se decía que ETA estaba acorralada y se encontraba en las últimas no se exageraba un ápice. Pero fue llegar Zapatero al poder y, al son del proceso de rendición, las franquicias de ETA-Batasuna volvieron a las instituciones democráticas y comenzaron desde ahí  a recuperar todo el terreno perdido. Tal libertad de movimientos les dejó que los terroristas recuperaron la iniciativa y pudieron ponerse de nuevo a trabajar para volver a implantar el miedo y el terror a las calles de toda España.

Durante ese tiempo hemos tenido que soportar una infinidad de humillaciones  contra la libertad, la convivencia, la democracia y el sentido común. Fue una etapa de entusiasmo obligatorio, en la que criticar a Zapatero era, en el mejor de los casos, convertirse en un elemento de crispación y discordia; en el peor, se estaba a favor de que ETA siguiera existiendo. Ahora, cuando las evidencias hablan por sí mismas, cuando la realidad ha demostrado ser tan tozuda como cruel, cuando ETA ha vuelto a demostrar que sigue donde siempre ha estado, es decir, en el tiro a la nuca, Rodríguez Zapatero se ha mostrado incapaz de reaccionar. ¿Alguien puede explicar públicamente en qué ha cambiado el presidente del Gobierno desde el atentado de Capbreton?

Simplemente en nada. Es cierto que ya no califica de accidentes a los atentados terroristas, pero eso sólo llama la atención como símbolo de lo bajo que llegó a caer. Esta semana ha cambiado el gesto, pero sólo porque ahora le conviene disimular. Mantiene en el Congreso la moción que le habilita para hablar con la banda terrorista ETA y se ha refugiado en palabras vacías y sin significado para no dar pasos políticos en la única dirección apropiada: ilegalizar ANV y PCTV. Mientras el Gobierno no tome con decisión, claridad y valentía esas decisiones la única conclusión a la que se puede llegar es que no se ha movido ni un milímetro del camino que lleva a la rendición.

Mientras ANV y PCTV sigan en las instituciones y el Congreso mantenga la autorización para negociar nada habrá cambiado. Esta muy bien que se amplíe la colaboración con Francia, pero los acuerdos que estos días se han anunciado a bombo y platillo no hacen sino recuperar el terreno perdido durante esta legislatura. Zapatero se ha caído con todo el equipo y la única manera que tiene de levantarse es rectificar, de forma total y absoluta. Pero por el momento seguimos con los fuegos artificiales. Y eso ya no vale; no distraen a nadie.

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