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Carlos Rodríguez Braun

Extraños reproches a Z por ser poco socialista

Aquí, más que liberales e intervencionistas, hay socialistas de todos los partidos.

Escucho por la radio críticas a José Luis Rodríguez Zapatero por no ser lo suficientemente socialista. Provienen en parte de la izquierda, y en este caso son conocidas y carecen por tanto de interés: todo el mundo sabe que los comunistas pedirán siempre más y más recortes de la libertad y la propiedad privada, y lamentarán que los gobiernos, sobre todo si son de izquierdas, no las violen como a ellos les gustaría. Pero también provienen de la derecha, algunas de cuyas voces condenan al Gobierno por haber planteado la supresión del Impuesto de Patrimonio, lo que beneficiaría a "los ricos", y por el cheque bebé, otra medida al parecer injusta, pero no por favorecer a los ricos sino por tratar a todo el mundo por igual, y repartir lo mismo "a la nieta de la duquesa de Alba y la de la más pobre obrera".

Esto es sumamente llamativo. En primer lugar, si Zapatero se aparta del camino socialista, lo que debería hacer la derecha es aplaudir, no quejarse. La eliminación del Impuesto de Patrimonio, propuesta por el propio PP, no es en absoluto evidente que premie a los ricos; aparte de que castigar a los ricos por serlo es algo que no cabe esgrimir con orgullo desde un partido que presume de liberal.

Si el liberalismo va a tener algún sentido, si va a consistir en algo más que talantes tolerantes, buen rollito y vaporosas apelaciones a una democracia que paradójicamente priva al ciudadano de la capacidad de elegir, porque la reduce sólo a elegir a unas autoridades que después eligen todo en su lugar, entonces tiene que definir límites del poder.

Una forma clásica de establecer esos límites es precisamente impedir que el Estado discrimine entre los ciudadanos. Cuanto más se constriñe esa posibilidad, más contenido está el poder y más libre es la sociedad. No es el único requisito, claro, porque debe venir acompañado de la defensa de la propiedad privada y los contratos voluntarios. Como Zapatero no los ampara, por eso puede a la vez aprobar el cheque bebé y ser un enemigo de la libertad. Pero que desde la derecha se lo ataque sobre base de que es bueno que el poder político discrimine entre los ciudadanos es una prueba más de que aquí, más que liberales e intervencionistas, hay socialistas de todos los partidos.

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