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Ignacio Villa

La traición a la libertad

Esta declaración sitúa al Ejecutivo de Vitoria del lado de los intereses y las inquietudes de los terroristas y su entorno.

Primero Ibarretxe y luego la portavoz Azkarate en un comunicado oficial han comparado el dolor de las familias de los etarras con el de las víctimas del terrorismo. Una equiparación repleta de vileza, miseria e inmoralidad, que pone en un mismo plano moral a víctimas y verdugos. Esta insistencia del Gobierno vasco, además de indignante, impide encuadrar al PNV dentro del típico doble rasero; ha llegado ya a extremos inaceptables para un Ejecutivo que se define a sí mismo como democrático. No se puede aceptar esa comparación desde ningún punto de vista, desde ninguna posición política, desde ninguna interpretación de la realidad. Por muy cierto que sea que a estas alturas no nos podemos sorprender por nada de lo que salga de Ajuria Enea, también es verdad que nadie que defiende de verdad la libertad y la democracia puede acostumbrarse a escuchar barbaridades de ese calibre.

Nunca, en ninguna situación, es aceptable decir algo así; no hay excusa ni existe justificación alguna para hacerlo. En ocasiones se ha acusado al Gobierno vasco de estrategias interesadas, se ha hablado de Ibarretxe como de un político visionario, se ha acusado al Ejecutivo de Vitoria por su constante mezquindad. Pero era difícil llegar a estos límites. No estamos ante una situación de indigencia política, sino ante algo mucho más grave. Esta declaración sitúa al Ejecutivo de Vitoria del lado de los intereses y las inquietudes de los terroristas y su entorno.

Ante estas palabras del Gobierno vasco publicitadas a los cuatro vientos era necesaria la exigencia de una rectificación inmediata. Algo que ya ha hecho la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Cuando un Gobierno salido de las urnas se comporta de esta forma con las víctimas del terrorismo y se posiciona junto a todo el entramado etarra es que vive atrofiado por su propia connivencia con los terroristas. Y es que junto a la defensa del llamado "sufrimiento de las familias de los etarras" también han criticado a la Justicia por condenar a todo el entramado social, económico e internacional de Batasuna como parte integrante de la banda terrorista.

¿Qué hace un Gobierno democrático defendiendo de esta manera los intereses directos e indirectos del terrorismo? ¿Como se puede comparar el sufrimiento de las víctimas del terrorismo con la crueldad de sus verdugos? Un Gobierno que sigue una estrategia así está dilapidando la libertad, laminando la democracia y abriendo las puertas al terror. Un Ejecutivo con semejantes objetivos traiciona a los ciudadanos, pone en peligro la convivencia y adultera la normalidad.

En política se pueden cometer muchos errores, se pueden caer en trampas fruto de la imprevisión e incluso se puede actuar con fuertes dosis de hipocresía. Pero cuando un Gobierno llega tan lejos que defiende de esta manera "el sentimiento del entorno terrorista" se está situando en la línea roja de la traición. El Gobierno vasco acaba de sobrepasar esa línea, en un gesto que le inhabilita en el sentido más estricto del término.

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