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Fundación Heritage

Espiando la verdad

¿Qué precio han pagado los burócratas de la CIA por sus equivocaciones?

Edwin J. Feulner

Los periodistas descubren que el planeta estallará en 12 horas. ¿Cómo cubrirían la noticia? El New York Times titularía: "El mundo se acabará mañana; las mujeres y minorías sufrirán más". El periódico USA Today contraatacaría con: "¡Nos vamos de aquí!" Mientras tanto el Washington Post destacaría: "Todo va bien, afirma una fuente anónima de la CIA". Es triste pero cierto que nuestra comunidad de la inteligencia ha demostrado más talento filtrando información que identificando futuras amenazas. De modo que procedamos a analizar la reciente Estimación de Inteligencia (NIE) que afirma que Irán detuvo su programa de armas nucleares allá por 2003.

El NIE asegura que "la decisión de Teherán de detener su programa de armas nucleares sugiere que está menos decidido a desarrollar armas nucleares que lo que llevábamos suponiendo desde 2005". Pero hay grandes problemas con esa conclusión. Primero, que el nuevo NIE define "programa de armas nucleares" como "el diseño de armas nucleares y la conversión de tecnología civil para fines militares (weaponization en inglés) así como las labores relacionadas con la conversión y enriquecimiento de uranio realizadas secretamente".

Pero el principal obstáculo para un programa de armas es tener suficiente material nuclear de calidad necesaria (weapons-grade, 85% de uranio-235) para poder montar una bomba. Un país puede seguir una trayectoria aparentemente "civil" por años y seguir estando a un pasito de poseer uranio "militar". Irán parece estar a punto de dar ese paso. Tiene aproximadamente 3.000 centrifugadoras enriqueciendo uranio que, según dice, utilizará para programas civiles. Pero esas mismas centrifugadoras también pueden enriquecer uranio a esos niveles más altos requeridos para montar una bomba. Si usted confía en Irán, entonces no hay de qué preocuparse.

El NIE tampoco puede explicar por qué Irán está desarrollando misiles balísticos. Fuentes de Oriente Próximo informan que el mes pasado Irán hizo ensayos con un nuevo misil de largo alcance. No hay razón para tener tales armas a menos que un país tenga entre sus planes ponerles cabezas nucleares. Sin cabezas nucleares, sólo son cohetes que vuelan, difíciles de apuntar y sin probabilidades de que causen mucho daño.

Finalmente, el NIE nunca explica por qué Irán querría utilizar energía nuclear para producir electricidad, como afirma Teherán. El país tiene tanto gas natural que lo quema directamente en los pozos para deshacerse de él. Sería más barato y más fácil utilizar ese gas para generar electricidad que crear un programa de energía nuclear.

La CIA ha ido demasiado lejos con esto. Como escribiera el columnista Jim Hoagland en el Washington Post:"La comunidad de inteligencia se ha convertido en una agencia separada del Gobierno, que esencialmente sólo rinde cuentas ante sí misma. Este NIE pone en claro, para bien o para mal, que hoy en día las agencias de espionaje entregan el producto manufacturado de las decisiones políticas en lugar de suministrar la materia prima."

Pero este país decidió dejar las decisiones políticas a cargos que se alcanzan mediante las urnas por una buena razón: porque deben rendir cuentas al pueblo a través de elecciones. Cuando el presidente Bush decidió invadir Irak en 2003, sabía que se estaba jugando su propio futuro político. Cuando la guerra se hizo impopular, lo mismo le pasó al presidente. Él ha pagado un gran precio político por su decisión, desde no haber podido llevar a cabo su plan de reforma de la Seguridad Social hasta haberle costado a su partido la pérdida de ambas cámaras del Congreso. Pero ¿qué precio han pagado los burócratas de la CIA por sus equivocaciones?

Nuestro país fue cogido totalmente por sorpresa el 11 de septiembre. Sin embargo, el director de la CIA George Tenet permaneció en el cargo durante los suficientes años como para declarar (equivocadamente) que "era seguro" que Irak tenía armas de destrucción masiva. Y luego le dieron la Medalla Presidencial de la Libertad.

La CIA ignoró alegremente durante muchos años la cooperación nuclear de A.Q. Khan con Irán. La agencia sólo consiguió una pista cuando Libia, asustada por el éxito de las fuerzas militares americanas en Irak, anunció públicamente que daba por terminado su programa de armas de destrucción masiva en 2003. Del mismo modo, la CIA se equivocó al evaluar la rapidez con la que Unión Soviética, China, India, Pakistán y Corea del Norte podrían ser capaces de construir un arma nuclear.

La información no es partidista. Nuestras agencias de inteligencia existen para proporcionar información a nuestros líderes electos que a su vez usarán esa información para tomar decisiones políticas. Pero la información errónea lleva fácilmente a tomar malas decisiones. Necesitamos que nuestras agencias de inteligencia nos ofrezcan un espionaje mejor y no afirmaciones injustificadas. Hasta que no entendamos esto no estaremos tan seguros como necesitamos estarlo.

©2007 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

Edwin J. Feulner es el presidente de la Fundación Heritage.

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