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EDITORIAL

Datos económicos que avalan la desconfianza ciudadana

Frente a la delirantes interpretaciones de Caldera, lo que estos alarmantes datos de inflación y paro avalan es el aumento de la desconfianza ciudadana en la situación económica que reflejan los 13 puntos de descenso en la confianza de los consumidores

Tal vez el portavoz del PP en el Congreso, Vicente Martínez Pujalte, haya exagerado en algunos aspectos al afirmar que "han bastado cuatro años de Gobierno socialista para deteriorar la economía española y volver a las cifras de los gobiernos de Felipe González". Lo cierto, sin embargo, es que 2007 ha concluido arrojando los peores datos de inflación y paro en muchos años. Así, y según el indicador adelantado del IPC armonizado, la tasa de inflación ha alcanzado este año el 4,3 por ciento, la más alta de los últimos doce, mientras el paro registrado en diciembre en los Servicios Públicos de Empleo aumentó en 35.074 personas respecto al mes anterior, con lo que el número total de desempleados al cierre de 2007 fue de 2.129.547 personas, 106.674 más (5,27 por ciento) que un año antes.

Lo que resulta, no ya exagerado, sino absolutamente delirante es que ante estos innegables y preocupantes datos económicos el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, afirme que "los hechos avalan que España no sufrirá una crisis". Es posible que el deterioro económico no se agrave todavía más en el futuro, pero lo que resulta surrealista es que el ministro de Trabajo "avale" ese esperanzador deseo precisamente con unos datos que apuntan justamente a lo contrario. Para semejante negación de la realidad, casi preferimos las recientes recomendaciones gubernamentales sobre el "saludable y barato" consumo de la carne de conejo.

De hecho, lo que estos alarmantes datos de inflación y paro avalan y justifican es el aumento de la desconfianza ciudadana en la situación económica que reflejan los 13 puntos de descenso en el Índice de Confianza del Consumidor registrado en 2007.

En cualquier caso, ya conocemos las descripciones diametralmente opuestas a la realidad a las que tan aficionados son los miembros de este gobierno, tanto como su pasividad en materia económica, donde se han limitado a vivir de las rentas de la buena herencia recibida del anterior Gobierno del PP y de una irresponsable política monetaria expansiva del BCE. Una pasividad que arranca –también es justo reconocerlo– en la última etapa de la anterior legislatura, en la que Aznar abortó nuevos y necesarios cambios en el terreno laboral ante la oposición de la izquierda, confiando también en los duraderos efectos de las reformas que ya había llevado a cabo.

El Gobierno de Zapatero, sin embargo, no ha hecho la más mínima reforma para liberalizar e impulsar nuestra economía, ocultando todas las señales de alarma que venían encendiéndose desde hace tiempo. Lo grave es que esa falta de realismo de la que con tanta desfachatez ha hecho gala Caldera este lunes hace tiempo que Solbes la ha admitido en la elaboración de sus presupuestos. Y esa realidad ignorada se venga ahora en forma de inflación y paro. Nos tememos que esa "venganza" no ha hecho más que comenzar.

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