El 2007 fue un gran año. Los visionarios de la ruina se llevaron unas cuantas desilusiones. El petróleo no se acabó ni su producción llegó al tope, no hubo guerra en Irán, bajó el precio del etanol y de los biocombustibles, en lugar del "calentamiento global" tuvimos un "enfriamiento global" y el aumento de precio de los alimentos mejoró los ingresos de los agricultores.
Los grupos de interés contrarios al petróleo aseguran que su producción llegó a su pico y que a partir de ahora la oferta de combustibles fósiles se irá ajustando a través del aumento de precios, lo que significará un poderoso freno a las economías de los países pobres. Pero nada de esto tiene mucha lógica. Varios países están encontrando nuevos e inmensos yacimientos petrolíferos que comenzarán a explotar. Tanto Brasil como China, India y México encontraron más petróleo.
Los pozos de "Tupí", recientemente descubiertos, duplicaron las reservas brasileñas. Estas reservas pueden convertir al Brasil en el décimo productor de petróleo y será también uno de los primeros en biocombustibles. Están surgiendo nuevas tecnologías que permiten seguir explotando rentablemente viejos pozos y extraer petróleo de fuentes anteriormente ya agotadas, inservibles o con pozos muy profundos. El petróleo está lejos de acabarse.
Estados Unidos, país que genera alrededor de 25% de las emisiones globales de CO2 se resiste a aprobar el acuerdo de Kyoto y aceptar los estrictos límites que éste impone sobre la emisión de dióxido de carbono por sus altos costes y el riesgo de frenar su crecimiento económico. Pero desde 1990, las emisiones en EE.UU. han venido mejorando, bajo un esquema de cooperación voluntaria en el mercado de carbono.
El año 2007 también ocasionó cierta vergüenza entre los abanderados contra el calentamiento global. En muchos lugares, desde Corea hasta Sudáfrica, el sur de Estados Unidos y Nueva Zelanda, se presentó una ola de frío polar que convirtió al año 2007 en un genuino año de "enfriamiento global".
Para desilusión de los "profetas" que todavía no se han percatado que el ser humano mejora año tras año su calidad de vida, el Cato Institute publicó recientemente un extraordinario libro de Indur M. Goklany, El cada vez mejor estado del mundo. Se trata de una investigación exhaustiva sobre crecimiento económico, libre comercio y avance tecnológico, apoyado en abundantes gráficos, estadísticas y datos históricos.
Los estudios de Goklany demuestran también que el mundo avanza inexorablemente hacia el fin de la pobreza y del atraso, gracias al aumento sostenido durante los últimos 30 años de la libertad económica y la sólida protección de los derechos de propiedad privada. Las necesidades básicas de la vida, desde alimentos hasta educación, pueden conseguirse hoy con mayor facilidad y son mucho más baratas. El mundo está recibiendo el soplo de libertad que esperaba para florecer.
