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Ni España ni paz

Su Gobierno debería dar explicaciones sobre las condiciones en que nuestras tropas empiezan el año 2008 en Líbano; si algo ha cambiado o siguen siendo instrumento de una españolidad sin España y una operación de paz donde la paz brilla por su ausencia.

No fue tal la sorpresa en el viaje relámpago de Rodríguez Zapatero al Líbano. La Moncloa buscaba desde hace algún tiempo inyectar un buen chorro de españolidad en la figura de un presidente que encarna justo lo contrario. Y qué mejor manera que visitar a los militares españoles en el extranjero. Podía haber emulado a sus homólogos francés e italiano y haber escogido Afganistán como lugar de su gesta navideña. Pero para Zapatero Afganistán es cada vez más un mal sueño, porque su misión de paz es cada vez más una operación de combate, y porque por mucho aval que tenga de Naciones Unidas, está bajo el mando operativo de la OTAN.

El Líbano era el destino adecuado; es la misión con mayor número de efectivos españoles, Rodríguez Zapatero se autoproclama principal impulsor de ella, y además de contar con el aval de Naciones Unidas está dirigida por ella misma. “Nuestros soldados representan a Naciones Unidas, la patria de la paz; la paz es la tarea”.Paz y más paz. Muy bonito. Pero para Zapatero no cuentan los fiascos de “la patria de la paz” en Srebenica, Ruanda, Sierra Leona, o el Congo.Porque la neutralidad habitual de Naciones Unidas, también en el caso del Líbano, resulta casi inmoral. Por mucho que se disimule, allí no hay paz, y para que haya paz no debe haber neutralidad. Es inmoral ser neutral en un escenario hostil a la democracia, donde se siguen atacando efectivos de la UNIFIL, donde se lanzan cohetes contra Israel y donde Hezboláh está cada día más reforzado.

Rodríguez Zapatero quería saldar su déficit de españolismo con un movimiento descaradamente electoral, con el mismo oportunismo de que hizo gala tras su huida de Irak. Y una vez más, lo hace utilizando a las fuerzas armadas a su antojo. Pero su españolismo es poco español, hasta el punto de que tuvo que ser un soldado quien brindara por España, porque al presidente se le “olvidó”.

Y entre tanta paz, también se le olvidó recordar que nuestros soldados están en zona de guerra y violencia. Eso sí, la suerte no le acompaña y un nuevo ataque contra el contingente de cascos azules en el Líbano ha empañado “su misión”, de la que es principal valedor. A pesar de estar cegado por tanta “paz”, esta vez ha tenido que admitir que el despliegue en el Líbano conlleva un “riesgo alto”, aunque siga sin admitir que las tropas deben poder defenderse por la fuerza y por las armas si es necesario. Su Gobierno debería dar explicaciones sobre las condiciones con las que nuestras tropas empiezan el año 2008 en Líbano; si algo ha cambiado o siguen siendo instrumento de una españolidad sin España y una operación de paz donde la paz brilla por su ausencia.

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