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EDITORIAL

¿Quién tiene las manos manchadas?

Concluye así una legislatura caracterizada por el matonismo fascistoide de algunos de los aliados de Rodríguez Zapatero

“Operación psíquica por medio de la cual el sujeto expulsa de sí y localiza en el otro cualidades, sentimientos o deseos que se niega a reconocer en sí mismo”. Así definen los expertos la proyección psicológica. O dicho de forma castiza, “cree el ladrón que todos son de su condición”.

Que el diputado de ERC Joan Tardá, miembro de un partido político que como prueban los contenidos de algunos libros sobre los que informábamos ayer, se jacta de contar entre sus filas con antiguos miembros de la organización terrorista Terra Lluire y se enorgullece de los asesinatos y secuestros cometidos por estos delincuentes,  base su defensa del brazo político de ETA en los supuestos crímenes de Manuel Fraga cuando fue ministro de Franco es sin duda el hecho más grave acontecido en el Congreso de los Diputados durante esta legislatura. El incidente ocurrió ayer en el transcurso del  debate de una petición del Partido Popular para que, antes de su disolución, las Cortes celebraran un pleno extraordinario sobre la ilegalización de ANV. Huelga decir que esta propuesta fue rechazada gracias al voto negativo del PSOE, que una vez más rehuye el consenso en aras de su alianza con los radicales.

A esto hay que sumar la deleznable actitud de la vicepresidenta del Congreso, la socialista Carmen Calvo, quien no sólo reprimió las legítimas protestas del portavoz del Partido Popular, Eduardo Zaplana, sino que en un acto de dudosa legalidad suprimió de las actas las gravísimas injurias proferidas por el independentista catalán. Si bien la Constitución Española establece que “los Diputados y Senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones”, también garantiza la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos, un principio fácilmente extensible a la grave irregularidad cometida por la ex ministra.

Concluye así una legislatura caracteriza por el matonismo fascistoide de algunos de los aliados de Rodríguez Zapatero, cuya tolerancia del estilo rastrero y antidemocrático de sus socios pasará a la historia como una mancha en el devenir de nuestra joven democracia. Por si esto no bastara, en las últimas horas hemos sabido que el Presidente del Gobierno ha rechazado la invitación a participar en el IV Congreso de Víctimas del Terrorismo, que se celebrará en Madrid los próximos días 22 y 23 de enero.

Cientos de víctimas mortales, miles de heridos, decenas de miles de desplazados y cientos de miles de familias rotas y arruinadas, éste el triste balance de las acciones criminales de ETA, Terra Lluire y otras organizaciones terroristas en las últimas cuadro décadas de nuestra historia. ¿Qué mas les tenía que haber pasado a las víctimas y qué más les tiene que pasar todavía para que el actual Gobierno de la nación las escuche?

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