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Tibor R. Machan

Cine y distorsión

A lo contrario de la película y del reportaje de Time, quienes vivían del contrabando humano, sacando a gente de los países comunistas, eran personas muy decentes y muy competentes.

American Rapsody es la película acerca de una familia que es sacada clandestinamente de Hungría, a principios de los años 60. Como yo pasé por eso mismo cuando tenía 14 años, quise ver la película. Lamentablemente, se trata de un relato distorsionado que me recordó un largo reportaje de la revista Time que denigraba de la gente contratada para ayudar a quienes querían escapar tanto de la Unión Soviética como de otros países comunistas.

Mi experiencia personal fue totalmente diferente. Quien me ayudó a salir de Hungría acudió al apartamento de mi madre en Budapest para mostrarnos sus credenciales y para que supiéramos que no se trataba de un agente del gobierno que estaba poniendo una trampa.

El guía me advirtió claramente sobre los peligros que enfrentaría. Varios conocidos nuestros habían sido atrapados tratando de emigrar y enviados a campos de concentración. Pero, claro, yo decidí arriesgarme porque siempre había soñado con vivir en un país libre. Entonces, el guía me dijo que enviara mi bicicleta a Gyor, ciudad a la que iríamos en autobús y desde donde comenzaría nuestra fuga. Desde allí avanzamos de noche en bicicleta hacia la frontera y dormíamos durante el día.

El guía nos dio documentos falsos, tanto a los cuatro adultos del grupo como a mí, por si algún guardia nos viera y preguntara qué hacíamos tan cerca de la frontera con Austria. Caminamos los últimos 30 kilómetros y cuando por fin llegamos a un sitio desolado de la frontera, él hábilmente cortó los gruesos alambres de la cerca.

Teníamos los pies destrozados y yo fui dejando atrás las pocas cosas que traía. Después de cruzar la frontera, tuvimos que caminar unos 10 kilómetros adicionales hasta una estación de trenes. Cuando nos montamos en el tren hacia Viena, el vagón estaba lleno de soldados rusos. Pero, felizmente, todos ellos estaban borrachos y nuestra estrategia fue conversar, en voz alta, en alemán.

A lo contrario de la película y del reportaje de Time, quienes vivían del contrabando humano, sacando a gente de los países comunistas, eran personas muy decentes y muy competentes, que se ganaban bien su remuneración.

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