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Emilio J. González

De burbuja en burbuja

Una bajada del precio del dinero, en las circunstancias actuales, puede no servir para reactivar ni la economía ni los mercados de valores.

El presidente del Banco Central Europeo ha echado un jarro de agua fría a las Bolsas europeas al advertir que la autoridad monetaria del euro no va a recortar los tipos de interés para salvar a los mercados de valores, como acaba de hacer la Reserva Federal estadounidense. A los inversores, estas palabras no les han gustado mucho y han reaccionado con nuevas ventas de acciones. Pero Trichet está haciendo lo mejor para la economía de la zona del euro en el medio y largo plazo.

La Fed ha recortado el precio del dinero para evitar que la economía estadounidense se vea inmersa en una recesión, así como para tratar de frenar el desplome de Wall Street. Los mercados europeos pedían al BCE que hiciera lo mismo, pero Trichet, por ahora, se muestra firme y no le falta razón.

Una bajada del precio del dinero, en las circunstancias actuales, puede no servir para reactivar ni la economía ni los mercados de valores. La causa es sencilla. La crisis crediticia todavía sigue viva y coleando y aún no se conoce ni su verdadero alcance, ni todas las entidades crediticias que están afectadas ni en qué magnitud lo están. El crédito, por tanto, no esta disponible en los mercados financieros porque nadie se fía de nadie y sin crédito no hay efecto alguno de las bajadas de tipos sobre la economía real, excepto por lo que puede suponer de alivio para las familias y empresas que estén muy endeudadas. Sin crédito para invertir, las Bolsas tampoco van a mostrar la alegría de los años anteriores.

A medio plazo, además, una bajada de los tipos resultaría doblemente perjudicial para la economía. Por un lado, en estos momentos estamos en un periodo de tensiones inflacionistas provocadas por la subida de los alimentos y el petróleo. Abaratar el dinero en estas circunstancias sería alimentar la inflación, lo que a medio plazo se traduciría en paro y una crisis económica bastante seria. Por otro, y de cara a los mercados financieros, la bajada de tipos, si llegara a afectar positivamente a los mercados financieros, podría dar lugar a una nueva burbuja bursátil que cuando estallase provocaría una crisis económica como la que trajo aparejada la explosión de la burbuja de las tecnológicas. A una burbuja le seguiría otra y esto no es nada bueno.

En estas circunstancias, la política monetaria del BCE, y de la Reserva Federal debería olvidarse de lo que suceda en las Bolsas y dejar que el mercado purgue a las entidades imprudentes que se cargaron de hipotecas de alto riesgo, y poner fin de una vez por todas a esta dinámica de crisis-ayuda-crisis que lo único que hace es dejar que los actores financieros imprudentes sigan siéndolo a costa del bolsillo y el bienestar de los ciudadanos. También debería olvidarse de los mercados de valores porque ayudarlos mediante bajadas de tipos en un escenario de inflación como el actual no haría sino ampliar, prolongar y profundizar la etapa de crisis hacia la que se encamina la economía mundial con Estados Unidos a la cabeza.

En Libre Mercado

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