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Emilio J. González

La EPA desenmascara al Gobierno

En el cuadro macroeconómico de los presupuestos del pasado año había establecido un objetivo de paro al cierre de 2007 de 1,8 millones de personas. Obviamente, dicho objetivo no se ha cumplido.

Los datos de la Encuesta de Población Activa correspondientes al cierre de 2007 han desenmascarado al Gobierno y su falso optimismo acerca de la situación económica. El pasado ejercicio, por primera vez desde 2003, el paro se incrementó y lo hizo en 117.000 personas. Este hecho empieza por desmentir el discurso oficial de optimismo económico, de que aquí todo va bien, porque a pesar de que la economía creció por encima del 3%, el desempleo se incrementó. Esta realidad ya es de por sí preocupante porque nunca antes en la economía española había aumentado el número de desempleados con semejante tasa de crecimiento económico. Es más, en el pasado, cuando la economía crecía por encima del 3% se creaba empleo neto. Tras las reformas laborales que llevó a cabo el PP en sus ocho años de Gobierno, dicho umbral de crecimiento bajó hasta el 1,5%, según los expertos. Y ahora resulta que con una economía que ha crecido con holgura por encima del 3% el paro ha aumentado. Algo, por tanto, no marcha como debe.

El Gobierno, además, no contaba con un resultado semejante. En el cuadro macroeconómico de los presupuestos del pasado año había establecido un objetivo de paro al cierre de 2007 de 1,8 millones de personas. Obviamente, dicho objetivo no se ha cumplido. Es más, desde el pasado verano ya se veía venir que las cosas no iban como decían Zapatero y Solbes en sus discursos triunfalistas sobre la supuesta buena marcha de la economía española. Pero, en vez de admitir la realidad y tomar medidas al respecto, Solbes se limitó a pedir a Zapatero que adelantara las elecciones a octubre y éste no solo rechazó de plano semejante idea sino que ha impuesto a sus compañeros de Gobierno y partido un discurso que niega de plano la verdad más evidente, esto es, el deterioro de la situación económica y laboral, y, al hacerlo, está impidiendo que en doce meses, a contar desde el verano pasado, se adopten las medidas necesarias para corregir una situación que, tal y como avanzan las Bolsas, empieza a ser más que preocupante.

En esta misma línea, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, ha culpado a la crisis de Estados Unidos de semejantes malos resultados, pero al analizar la composición de la subida del paro por sectores económicos se aprecia que esto no es verdad, sino una simple excusa para enmascarar la realidad y no admitir el fracaso de cuatro años de gobierno sin política económica. La mayor parte de la subida del paro se debe al parón del sector de la construcción, que nada tiene que ver con lo que sucede al otro lado del Atlántico. Por el contrario, la caída en la actividad del sector se encuentra estrechamente relacionada con la subida de los tipos de interés y con el deterioro de las expectativas de los consumidores provocado por el incremento tanto del precio oficial del dinero como del petróleo y los alimentos, todo ello unido a la desproporción existente entre el coste de una vivienda y la capacidad económica de los españoles para adquirir una. Nada de esto tiene que ver con la crisis hipotecaria en Estados Unidos, sino con la ausencia de una política económica y de vivienda eficaces.

Tampoco se pueden calificar esos datos de coyunturales, como dice Caldera, porque la realidad está advirtiendo de otra cosa. El pasado trimestre, el paro se incrementó a causa de la construcción, pero también de los servicios, sobre todo en lo relacionado con el comercio. Esto ya se veía venir después de haber asistido estas Navidades al hecho insólito de que justo después de Nochebuena los comercios colgaran el cartel de rebajas. No hay capacidad de gasto y los ciudadanos se muestran prudentes, todo lo cual se refleja en menores compras y en aumento del paro en el sector servicios, fundamentalmente entre los trabajadores temporales. Este último hecho demuestra la debilidad del mercado de trabajo español ante una coyuntura adversa. La tasa de temporalidad sigue por encima del 30% de la ocupación total y en estos cuatro años el Gobierno no ha hecho nada para corregirlo, lo cual expone a la economía española a que se disparen las cifras de desempleo en poco tiempo.

El Gobierno confiaba en una mejora de la situación internacional para compensar, en términos de crecimiento económico y empleo, el impacto del parón de la construcción. Pero no contaba ni con la evolución del precio del petróleo y los alimentos ni con que los países avanzados se aproximaran a una situación de intensa desaceleración, que podría ser de recesión en Estados Unidos. Por consiguiente, lo más probable es que en los próximos meses no haya buenas noticias ni sobre el crecimiento ni sobre el empleo. Esto no es coyuntural sino, en buena medida, el fruto de no haber hecho los deberes en esta legislatura. Es la realidad que está poniendo de manifiesto la EPA.

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