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Emilio Campmany

Torpes como hombres

Suele decirse que las elecciones nunca las gana la oposición, sino que las pierde el Gobierno. Éste que hoy tenemos parece estar cursando un máster en torpeza electoral.

Tengo dos hermanas. En la rara ocasión en que alguna de ellas comete una equivocación, la otra le recrimina diciéndole: "eres torpe como un hombre". Vengo sosteniendo con vehemencia que estos socialistas de ahora se comportan con enorme torpeza a la hora de intentar vencer en estas elecciones. Las de 2004 las ganaron gracias a la tragedia del 11-M y a la campaña de un inteligente publicista con quien comparto el apellido y no sé si me toca algo. Pero parecen empeñados en perder las de ahora, a pesar de que el PP no está siendo (no lo ha sido nunca) un dechado de astucia electoral, o electorera, si prefieren.

Empezó Zapatero por renunciar al adelanto de las elecciones, cuando era obvio que, en marzo, todo, especialmente la economía, estaría peor que en octubre. A continuación los responsables de la campaña socialista permitieron que su líder fuera entrevistado a tumba abierta por Pedro J. Ramírez, convencidos de que el camarada secretario general siempre queda bien. Fue un error mayúsculo porque el astuto periodista se las apañó para que el todavía presidente reconociera abiertamente que engañó a los españoles.

Ahora, cuando todos los medios, propios y ajenos, estaban entretenidos con las lágrimas de Gallardón, se les ocurre iniciar la ilegalización de las dos organizaciones políticas etarras que pacen en la Asamblea autonómica, una, y en los ayuntamientos vascos, la otra. Esta movida, por llamarla de un modo caro a la progresía, constituye un grave error.

Por un lado, no resuelve nada, ya que los filoetarras ya elegidos seguirán ocupando escaños y concejalías, que es lo que les permite intervenir en política y disfrutar del dinero público. Impedirles participar en las elecciones generales después de haberles dejado estar en las autonómicas y en las municipales es tanto como castigar a un niño a no ver la televisión los veintinueves de febrero.

Por otro, los que sin ser socialistas simpatizan con ellos y quieren votarles, pero dudan, se justifican creyendo o queriendo creer que el final de ETA sólo podrá ser negociado. El inusitado empeño en ilegalizar al PCTV y a ANV para levantar lo que Conde Pumpido llamó un Guantánamo electoral les resulta desconcertante. ¿A qué viene ahora, se preguntan, darle la razón a la derecha? Encima, la operación, legalmente compleja y necesariamente larga, se prolongará casi hasta el mismo día de ir a votar, de forma que iniciarla hoy es tanto como garantizarse que durante toda la campaña se hablará de lo que, reconocido por los socialistas mismos, ha sido el más importante error de Zapatero durante toda la legislatura.

Los estrategas del PP, que veían en la crisis económica el tema más fácil de esgrimir por no sacar el de la política antiterrorista del Ejecutivo para que no les acusaran de deslealtad institucional, están viendo con alborozo como es el propio Gobierno el que se empeña en que se hable de sus mentiras y de sus fracasos en aquello que es su responsabilidad más importante, la seguridad nacional.

Suele decirse que las elecciones nunca las gana la oposición, sino que las pierde el Gobierno. Éste que hoy tenemos parece estar cursando un máster en torpeza electoral. Veremos si el PP es capaz de aprovecharlo, no por ellos, que no importan, sino por nosotros, los españoles, que merecemos un Gobierno mejor. De momento, me pregunto por qué no está Mayor Oreja en las listas del Partido Popular. Su ausencia, de confirmarse, será también una torpeza. Esperemos que la última.

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