Mariano Rajoy y Teddy Bautista: dos formas radicalmente distintas de abordar un mismo problema. Mientras el primero defiende lo que es justo prometiendo retirar el canon digital según llegue al Gobierno, el segundo se reafirma en sus prejuicios celebrando que cualquier tiempo anterior a internet fue mejor. En este, como en otros muchos escenarios, es donde se ve con claridad que el progresismo de la izquierda no es más que carcundia travestida de una cuidadísima pose de modernidad.
A Bautista, que pertenece a esa camarilla progre de "creadores" autolegitimados para hacer lo que les venga en gana en nombre de la cultura, se le indigesta internet porque marca el punto y final de un modo de entender la industria discográfica y las canonjías que a ella iban aparejadas. Pero lejos de darse por enterado de la nueva realidad insiste en negarla como si no fuera con él. Esta misma disfunción podría hacerse extensiva al Gobierno que le ha permitido salirse con la suya, un Gobierno socialista, es decir, un Gobierno muy casero que ha hecho la Ley y la trampa a la medida de la SGAE.
Rajoy, por el contrario, ni quita ni pone méritos a los creadores, los pone, simplemente, en su lugar. La propiedad intelectual debe ser defendida, pero no a través de medios disparatados y totalmente injustos como el canon del tándem Bautista-Zapatero. Porque lo verdaderamente progresista no es dar privilegios sino hacer que la justicia prevalezca. La derecha de Rajoy, centrada en los ciudadanos y no en una casta que aspira a vivir a costa de ellos, hace bien en oponerse al canon y hace mejor en anunciar su retirada inmediata si el veredicto de las urnas se lo permite.
