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George Will

Votar por la justicia y la equidad

Si estas propuestas llegan a las urnas, probablemente serán todas refrendadas por los electores. Sin embargo, antes deben superar la feroz oposición de los defensores de la discriminación racial positiva.

El próximo mes de noviembre los norteamericanos emitirán su opinión sobre más de medio millón de asuntos, entre la elección de cargos federales, estatales y locales y los diversos referendos. El 99% de estas decisiones importará menos que las cinco iniciativas de derechos civiles que podrían dirimirse en los estados de Arizona, Colorado, Nebraska, Oklahoma y Missouri.

Si estas propuestas llegan a las urnas, probablemente serán todas refrendadas por los electores. Sin embargo, antes deben superar la feroz oposición de los defensores de la discriminación racial positiva, como por ejemplo los políticos que administran y asignan el sistema de prebendas de Missouri. Lo esencial de la Iniciativa por los Derechos Civiles de Missouri (MoCRI, por sus siglas en inglés) es que modifica la Constitución de ese estado, que estipularía lo siguiente: "El estado no discriminará ni dará trato preferencial a ningún individuo o colectivo por motivos de raza, sexo, color, etnia u origen nacional en la contratación, educación u oferta de empleo públicos."

Una redacción parecida obtuvo el visto bueno de los votantes de California en 1996, del estado de Washington en 1998 y de Michigan en 2006. La iniciativa de California fue aprobada por el 55% de los votos frente al 45%, a pesar de que los opositores a esta medida gastaron 13 veces más que sus partidarios. El referéndum de Washington triunfó con el 58% de los votos y una proporción de gasto entre los partidarios del "no" y los del "sí" de 10 a 1. En Michigan, la propuesta obtuvo el favor del 58% de los sufragios, habiendo gastado los partidarios de la misma cinco veces menos que sus opositores. Estas disparidades subrayan las desventajas de estas iniciativas, pues los detractores de las mismas han contado siempre con la asistencia de la industria de "la diversidad", encargada de administrar la discriminación racial positiva en los sectores público y privado.

Las leyes de Missouri exigen que el secretario de Estado redacte un resumen de la petición, que debe aparecer en las papeletas "en forma de pregunta y usando un lenguaje ni intencionadamente argumentativo ni que sea proclive a generar prejuicios, bien a favor o en contra, de la medida propuesta". Esto, y no el lenguaje de la MoCRI que se indica arriba, es lo que el secretario de Estado y el fiscal general de Missouri, ambos demócratas, han propuesto que debe someterse a referéndum:

¿Modificaría la Constitución de Missouri para: prohibir los programas de acción afirmativa, diseñados para eliminar la discriminación y mejorar las oportunidades de las mujeres y las minorías en la contratación pública, el empleo y la educación, y asimismo permitir el trato preferente por motivos de raza, sexo, color, etnia u origen nacional para cumplir los criterios de idoneidad en la recepción de fondos federales, así como por auténticas diferencias de aptitudes por motivos de sexo?

Bien. El término "acción afirmativa" se puso de moda en los años posteriores a la aprobación en 1976 por parte del Partido Demócrata de una plataforma política que apoyaba "las oportunidades compensatorias". Esta inquietante expresión apareció inmediatamente después de que la plataforma afirmase que "tenemos que garantizar que todos los ciudadanos sean tratados por igual ante la ley". Los defensores de la acción afirmativa vienen negando desde hace tiempo que ello implique discriminación positiva por motivo de raza. Ahora el estado de Missouri insiste en que la prohibición de semejante discriminación eliminaría toda acción afirmativa.

Ward Connerly, el hombre que organiza las cinco iniciativas de este año para promover un Estado independiente de los asuntos raciales, discrepa. Empresario californiano y miembro durante 12 años de la Junta de Regentes de la Universidad de California, subraya que muchas medidas de acción afirmativa, tales como la admisión de estudiantes y la contratación de personal pertenecientes a colectivos aislados y económicamente desaventajados, no necesitan de discriminación racial.

Los partidarios de la MoCRI acudieron a los tribunales argumentando que la "explicación" que los dos demócratas hacen de su enmienda se basa en un lenguaje "retorcido, ambiguo y complicado" y que es "perjudicial, vago y legalmente inapropiado". Afirmaban que prohibir la discriminación racial eliminando las preferencias raciales no equivale a prohibir los programas antidiscriminatorios. Además, señalaron que la MoCRI "no permite" el trato preferente ni obstaculiza la recepción de fondos federales vinculados a requisitos establecidos por la propia administración federal. Por lo demás, la "explicación" que proporcionan el fiscal general y el secretario de Estado no especifica que la MoCRI autoriza la concesión de trato preferente por motivos de edad, discapacidad o estatus de ex combatiente.

El juez se puso en buena medida de parte de los partidarios de la MoCRI y dictaminó que la redacción de la pregunta fuera la siguiente: "¿Debe la Constitución de Missouri ser modificada para: prohibir los programas de acción afirmativa de los gobiernos estatal y local que dan trato preferente en la contratación pública, el empleo o la educación por motivos de raza, sexo, color, etnia u origen nacional, a menos que tales programas sean necesarios para obtener financiación federal o cumplir una orden judicial existente?" Los dos demócratas, conscientes de que propuestas formuladas de manera similar han obrado maravillas en tres estados más, han recurrido el veredicto.

Las convenciones que gobiernan el discurso racial de América se derivan de la odiosa norma "de la gota de sangre". Según ella, cualquiera que tenga ascendencia negra –una "gota de sangre" negra– es negro y, por lo tanto, el mismo Connerly sería afroamericano, pues uno de sus abuelos era de ascendencia africana, otro era irlandés, un tercero irlandés e indio americano y el último francocanadiense. Dos de los nietos de Connerly y de su esposa irlandesa tienen una madre vietnamita. ¿Son afroamericanos?

¿Desaparecerán alguna vez las supersticiones que rodean el concepto de raza? No, si antes el Estado no se libra del tipo de políticas de base racial a las que se opone Connerly, que conoce de primera mano el creciente absurdo de las clasificaciones raciales y la locura de las preferencias estatales basadas en ellas.

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