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Amando de Miguel

La pesadilla nacionalista

La reflexión sobre Finlandia no es nada nuevo; se ha hecho mil veces. Se ha utilizado asimismo la comparación con los casos de Irlanda o Noruega, países todos que se independizaron a principios del siglo XX.

Pedro Gacén (Tarrasa, Barcelona) comenta que la reciente inmigración extranjera en Cataluña va a recrudecer los problemas de identidad en esa comunidad, "Es decir, que la globalización está pillando con el paso cambiado a Cataluña. Mientras otras regiones, comunidades, o como las quieran llamar, del mundo entero están haciendo sus deberes, como aquí, en España, Madrid y la Comunidad Valenciana". Cierto es. La tendencia actual es que, en un futuro próximo, Madrid y la Comunidad Valenciana sean las regiones más prósperas de España. En términos dinámicos ya lo son.

Armadillo razona que la independencia de Cataluña no va a ser nada extravagante como no lo fue la independencia de Finlandia, de Suecia y de Rusia en 1917. Don Armadillo sospecha que "ante lo incómodo de la reflexión que planteo, posiblemente no sea mencionada en su interesante colaboración". ¡Qué suspicaces estos nacionalistas! La reflexión sobre Finlandia no es nada nuevo; se ha hecho mil veces. Se ha utilizado asimismo la comparación con los casos de Irlanda o Noruega, países todos que se independizaron a principios del siglo XX. De esa forma, no sonaría nada extravagante la posible independencia de Cataluña o el País Vasco un siglo después.

El tiempo cronológico no perdona. Lo que pudo ser aceptable hace un siglo, ahora no lo es tanto. Sin embargo la verdadera falacia de la comparación es de un orden sustantivo. La Historia de Suecia o de Rusia se puede escribir sin referencias a Finlandia. Perola Historia de España es inimaginable sin continuas referencias a Cataluña o al País Vasco. Las independencias de Finlandia, Noruega o Irlanda se lograron con el apoyo de la inmensa mayoría de sus poblaciones. En cambio, las posibles independencias de Cataluña o el País Vasco seguramente no atraerían ni a la mitad de sus electorados. Una cosa es cierta, las personas como don Armadillo alcanzarían en una Cataluña independiente una notoriedad y unos ingresos que nunca podrían soñar de otra manera. No hace falta llegar a la independencia. En la situación actual de una Cataluña o un País Vasco cuasi independientes los nacionalistas disfrutan de unas posiciones sociales y económicas tan ventajosas que ni ellos mismos hubieran podido soñar en otro sistema político. Una pequeña prueba de ese supuesto es que los nacionalistas que se asoman en este rinconcillo suelen firmar sus memoriales con seudónimo. Luego no se sienten muy seguros de su posición. Vamos, no creo que don Armadillo se llame así.

Rubén se pregunta: "¿Por qué no me puedo sentir español hablando catalán en mi tierra?". Por mí, se puede usted sentir perfectamente español y catalanoparlante. Otra pregunta que se hace don Rubén: "¿Por qué en Catalunya no admiten o permiten que se aprenda el catalán?". Se me hace difícil suponer que una persona culta crea que hoy en Cataluña no se permita aprender catalán. Más bien sucede que se dificulta oficialmente todo lo posible el aprendizaje del español. Don Rubén lleva un tiempo viviendo en Inglaterra y se ha propuesto aprender inglés. Me parece una idea excelente. Ahora bien, si luego, con su inglés, decide trasladarse a trabajar a Irlanda, no creo que necesitara aprender gaélico. Por esa misma razón los castellanoparlantes que se trasladan a Cataluña no ven muy necesario aprender catalán.

José Irízar (San Sebastián) me asegura que los resultados educativos en el País Vasco no son lo que se predica oficialmente. "Lo constatamos directamente los que trabajamos en los institutos". [Los alumnos] no aprenden vasco, hablan y escriben cada vez peor en castellano, y el esfuerzo y el trabajo cuestan cada vez más. Otra cosa es lo que dicen las estadísticas, sistemáticamente falseadas por instituciones que dependen directamente del Gobierno. Solo los tontos de capirote comulgan con las ruedas de molino de los nacionalistas". Supongo que don José se refiere a la pretensión de los nacionalistas vascos de que, en su demarcación, los escolares dominan el idioma español a la perfección.

Luís Martín Jadraque considera que "es inútil" que yo emplee la razón con los nacionalistas. "No se van a apear del burro". Esa expresión quizá provenga de aquella historia del maño subido al burro, caminando por la vía del tren. En esto que ve venir la locomotora y el campesino le increpa: "Chufla, chufla, que como no te apartes, yo no me voy a bajar del burro". Don Luís razona que "para inventarse una nación, solo hace falta falsear la Historia y buscarse un amigo cercano. Eso es lo que hacen los nacionalistas vascos y catalanes". Añado que el enemigo más cercano es España.

Jaime Olbés se asombra de que yo no me considere nacionalista. Pues, no; no me siento nacionalista por mucho que ame a España, que es, además, el objeto principal de mis investigaciones sociológicas. Ni siquiera me siento nacionalista en el sentido que acepta don Jaime de "nacionalismo agrupador" (= integrador). Tengo para mí que, al final, no hay más nacionalismo que el separador, el excluyente y el violento. De ahí que el verdadero nacionalista acabe por desplegar ínfulas totalitarias.

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