Menú
Agapito Maestre

Contrato de inmigración o xenofobia

Nadie en su sano juicio puede oponerse a una propuesta tan sensata como coherente. En el peor de los casos, podríamos exigir más concreción al PP.

El PP se ha hecho cargo de lo que piden millones de españoles en la calle. Regularización, ya, de la salvaje inmigración que ha fomentado el PSOE en los últimos cuatros años es un grito reivindicativo de la población española más desfavorecida social y económicamente. Son los propios inmigrantes, entre ese grupo social más vulnerable ante la crisis económica que ya vivimos, los que piden control, ley y orden para que no sean despojados de sus derechos.

Esa reivindicación se hizo más urgente el día que los emigrantes se enteraron de que Rodríguez Zapatero le había propuesto a Sarkozy llevar a cabo expulsiones masivas; imagino que los millones de emigrantes en España sentirían que algo malo se cernía sobre su futuro. Cualquier trabajador, emigrante o no, prefiere leyes sensatas y eficaces, que regulen los posibles problemas creados por la llegada de nuevos trabajadores emigrantes, que medidas retóricas y populistas como las que nos tiene acostumbrados el Gobierno, que usa la emigración como el terrorismo para mayor gloria de su caudillo Rodríguez Zapatero.

Frente a la regularización populista de un millón de inmigrantes, que dio lugar a la llegada de otros tantos ilegales, se impone que alguien ponga un poco de juicio a este desastre. Eso es lo que vienen pidiendo millones de españoles y extranjeros hace tiempo y, por fin, el PP se acuerda de ellos, o sea, Rajoy ha sido fiel a ese grito ciudadano y se compromete a luchar contra la inmigración irregular y a ordenar claramente las formas de llegada de los inmigrantes a España. Nadie en su sano juicio puede oponerse a una propuesta tan sensata como coherente. En el peor de los casos, podríamos exigir más concreción al PP.

Pero lo que no parece sensato es rechazarla, y menos todavía estigmatizarla como ha hecho el Gobierno sin descender a su contenido. Odio y hostilidad hacia los extranjeros refleja, según el Gobierno, la propuesta del PP para que los inmigrantes puedan integrarse en nuestro país. Malo. El exabrupto del Gobierno revela que le han removido la herida. El PP se ha adelantado al PSOE. La agenda electoral, por fin, parece marcarla el PP. Este asunto es determinante para el bienestar no sólo de los españoles sino de los millones de inmigrantes que ya están aquí y defienden sus derechos.

Por lo tanto, bienvenida sea la medida del PP. Explíquenla y no se dejen amedrentar por el insulto. Millones de ciudadanos estarán encantados, cuando oigan que ustedes por el bien común, por el bien de la democracia, van a reforzar el control de fronteras, de acuerdo con las obligaciones europeas que tiene nuestro país en el marco de Schengen, y aumentarán el número de repatriaciones de quienes violen la Ley a través de una simplificación de los procedimientos administrativos.

En ese nuevo contexto de clarificación de las políticas migratorias, sería menester que el PP muestre pronto medidas concretas para atajar uno de los problemas que más preocupan a la seguridad de todos los españoles: la delincuencia de los extranjeros. Sí, sí, esos problemas tienen que ser atajados directamente y reconociendo un dato que produce escalofrío: el 44 por ciento de la población reclusa en España es de origen extranjero.

En Sociedad

    0
    comentarios