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EDITORIAL

A cada propuesta del PP, un insulto de Rubalcaba

Rubalcaba, al criticar la medida como lo ha hecho, ha llamado xenófobos a la gran mayoría de los españoles, que están de acuerdo con el deseo del PP de que los inmigrantes se integren. Porque esta medida es principalmente eso, un deseo.

El PP ha propuesto una medida para intentar garantizar que los inmigrantes se integren en España. Se trata de un contrato en el que el inmigrante se compromete a una serie de cosas, como aprender español, hacer un esfuerzo por integrarse o volver a su país si no encuentra trabajo en un período de tiempo que no se especifica, y el Estado a cambio le facilita la enseñanza del idioma, ayudarle a encontrar empleo y formarlo, etc. Entre otras cosas, se especifica que España se comprometerá "a respetar sus creencias y costumbres particulares, mientras no sean contrarias a las leyes españolas".

El problema de esta medida es que, así planteada, no parece servir absolutamente para nada. Una parte de los compromisos son obvios, como el de cumplir las leyes, que recuerda a esos formularios que dan en los aviones al visitar Estados Unidos en el que se te pregunta si has sido un nazi durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Alguien habrá dicho alguna vez que sí? Del mismo modo, ¿algún inmigrante declarará que piensa violar la ley? Otros compromisos no están bien definidos, parecen difíciles de evaluar y, por tanto, no resulta obvio cómo se puede comprobar que realmente se está cumpliendo, como sucede, por ejemplo, con la voluntad de integrarse.

Pero si hay algo que no es, en ningún caso, es xenófobo. Al contrario, lo mejor de la medida es que demuestra que el PP comprende que la convivencia entre distintas culturas es difícil y tiene muchos roces, y que el Gobierno debe procurar que esa convivencia sea lo más sencilla posible. ¿Por qué? Precisamente para evitar en la medida de lo posible que surjan brotes de xenofobia.

¿Qué molesta a los socialistas, con Rubalcaba al frente? Que son perfectamente conscientes de que esta es una propuesta que será muy bien acogida, se concrete o no, especialmente entre votantes de izquierda de toda la vida, que son los que conviven con los inmigrantes, en sus mismos barrios; la mayoría de los votantes del PSOE no son progresistas acomodados que sólo ven un extranjero cuando le contratan para que les limpie la casa o les haga unas chapuzas.

En la izquierda chic sigue reinando el dogma multicultural, según el cual, oficialmente, todas las culturas son igualmente respetables y no podemos criticar ninguna de sus prácticas; dogma que en la práctica se ha traducido en la denigración constante de Occidente y la proclamación de su inferioridad con respecto a cualquier cosa que venga de fuera. Para ellos, xenofobia es cualquier cosa que atente contra el dogma, incluyendo el deseo de que los inmigrantes se integren. Pero eso es una minoría dentro de la izquierda; la mayoría, a ambos lados del espectro político, desea que los extranjeros convivan en armonía con los españoles, respetando nuestras costumbres por más que mantengan las propias.

Tampoco debe haber sentado nada bien en las filas socialistas el uso, por una vez, de sus mismas tácticas de propaganda por parte del PP. El PSOE es especialista en proponer medidas que suenan bien, por más que luego sean imposibles de ejecutar o incluso resulten en algunos casos contraproducentes. Los populares, en cambio, se toman estas cosas mucho más en serio, pero raras veces logran provocar ilusión al votante. Por una vez, en cambio, han propuesto algo que suena bien a la mayoría, algo a lo que queda feo oponerse. O así era, al menos, hasta que abrió la boca Arias Cañete.

Rubalcaba, al criticar la medida como lo ha hecho, ha llamado xenófobos a la gran mayoría de los españoles, que están de acuerdo con el deseo del PP de que los inmigrantes se integren. Porque esta medida es principalmente eso, un deseo, una declaración de principios a lo sumo. Cuando se concrete en un texto legal, podremos decir si es algo más, o menos. Pero al menos, al contrario de lo que sucede tantas otras veces con el PP, está en la dirección correcta.

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