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Amando de Miguel

Correspondencia personal

No es el primer caso en el que, a través de la internet, me he encontrado con personas que piensan lo mismo que yo en asuntos fundamentales. Gracias sean dadas a Santa Tecla, patrona de la comunicación informática.

José Mª Navia-Osorio clama por mi presunción de que él y yo somos de la misma quinta. Siento haber cometido tal error de apreciación. A nadie le gusta que lo consideren más viejo de lo que es. No había ánimo de ofender. Simplemente me pareció, por la manera de expresarse y por los recuerdos acumulados, que don José Mª y yo podíamos ser de parecida edad. Ahora queda claro que el de Oviedo, para su tranquilidad, es 18 años más joven que yo. Por tanto tiene más mérito del que yo suponía al guardar tantos recuerdos y experiencias. El mismo don José Mª apunta la razón del error. A pesar de la diferencia de edad, él y yo pensamos de la misma o parecida manera en muchas cosas. Por ejemplo, señala don José Mª, el aprecio por la moral del esfuerzo individual y el principio de no traicionar nuestras convicciones. Muy bien dicho, sí señor. No es el primer caso en el que, a través de la internet, me he encontrado con personas que piensan lo mismo que yo en asuntos fundamentales. Gracias sean dadas a Santa Tecla, patrona de la comunicación informática. Una vez más animo a don José Mª a que escriba sus memorias. Aunque ahora veo por qué es tan remiso a emprender esa tarea: le quedan muchos años y muchas experiencias por delante. De momento le agradezco mucho que me entretenga con sus historias y sus desahogos. No puedo contestar públicamente a todos esos efluvios por una elemental razón de economía de pantalla. No pasará mucho tiempo sin que don José Mª y yo compartamos una buena fabada.

Pedro Campos comenta mi decálogo de lo que significa ser independiente: "Curioso también su decálogo, lástima que usted incumpla casi punto por punto. Curioso el primer punto de su decálogo: Hacerse con ideas claras de lo que está bien y lo que está mal. Es una máxima que siguen las religiones y los regímenes totalitarios. No es pequeña arrogancia de que se sabe lo que está bien y lo que está mal. Eso explica a la perfección su manera de pensar y argumentar". No sé si todavía incumplo el decálogo de ser independiente, pero me he esforzado mucho por hacerlo mío a lo largo de muchos años. Es tan difícil como necesario saber distinguir lo que está bien y lo que está mal. No es una divisa totalitaria. Antes bien, los totalitarios presentan como un bien lo que es un mal. Los totalitarios piensan fiat justitia, pereat mundus, algo así como "triunfe la justicia caiga quien caiga". La "justicia" puede ser la revolución, la utopía nacionalista o cualquier otra. No es nada arrogante averiguar lo que está bien y lo que está mal. El criterio suele ser el sufrimiento ajeno, masivo. Eso es definitivamente malo. La conjugación nacionalista-socialista que gobierna España ha traído mucho sufrimiento. En el plano de la retórica, un galimatías. En el de la moral, la mentira descarada.

Miguel A. Taboada me dice: "Sé que no conduce en Madrid, pero... ¿se resiste a hacerlo en Texas donde tan imprescindible resulta?". En efecto, en Madrid solo conduzco de vez en cuando por la noche porque no hay transporte público. La ciudad de San Antonio es tan extensa sobre el plano que hace casi imposible el transporte público. Normalmente conduce ("maneja") mi mujer o algún amigo, así que estoy encantado. Lo que no acabo de comprender es por qué los coches americanos son tan grandes. Puede que influya el precio de la gasolina, que aquí es la mitad que en España. Las calles de San Antonio son tan amplias que casi siempre se puede girar a la izquierda. Con el disco rojo se puede girar a la derecha, lo que me parece una medida muy sensata. La velocidad a la que se conduce aquí resulta exasperadamente lenta para un español, lo que vuelve a resaltar la inutilidad de los coches grandes. Puede que sea la novedad, pero entiendo que en España las señales de tráfico son más claras. Por lo que he visto, los coches son más baratos en los Estados Unidos, pero los seguros son más caros. Puede suceder que el seguro salga más caro que el coche, lo que aquí a nadie le extraña.

Recibo con gusto la emotiva comunicación de un antiguo alumno, José Luis Camba, asentado definitivamente en su lindo México. Es gozoso ver cómo los antiguos alumnos se van aposentando en el mundo. Espero que don José Luís continúe con sus observaciones sobre el habla de la mexicanos, después de todo la comunidad hispanoparlante más numerosa. De don José Luis aprendí algunos mexicanismos floridos.

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