Menú
Ignacio Villa

Las bajantes de Bermejo

Sólo se podría explicar el gasto de esa cantidad de millones si el pisito hubiera estado al límite de la ruina, algo que no parece creíble puesto que la ministra Trujillo vivió allí durante su penoso paso por el Ministerio de la Vivienda.

Patética ha sido la comparecencia del ministro de Justicia Fernández Bermejo para explicar las pequeñas obras de acondicionamiento del pisito oficial en la Plaza de España madrileña. Con una semana de retraso –dice haber sucumbido a una bronquitis– Bermejo ha especificado en Murcia las partidas presupuestarias dedicadas a acondicionar ese ático que antes de él emplearon ministros de gobiernos de distinto signo hasta que llegó el actual titular de Justicia, que encontró inusitados desperfectos en la vivienda.

Aplicando con el máximo rigor las tesis del socialismo millonario, el ministro ha justificado el gasto de 42 millones de pesetas por tres motivos: las viejas cañerías, las bajantes deterioradas y las filtraciones de agua. Vamos, que aquello debía estar hecho un desastre. Es más, un gasto de ese montante en cañerías y bajantes implica que o bien se nos está tomando el pelo o bien se emplearon materiales de una calidad digna de un transbordador espacial. Con explicaciones como esta es imposible que nadie se trague esta nueva trola del Gobierno. Sólo se podría explicar el gasto de esa cantidad de millones si el pisito hubiera estado al límite de la ruina, algo que no parece creíble puesto que la ministra Trujillo vivió allí durante su penoso paso por el Ministerio de la Vivienda. Y de julio del año pasado hasta ahora no puede deteriorarse tanto.

El reconocimiento público de semejante gasto para adaptar un piso con el objeto de que el ministro viva allí dos meses supone la certificación definitiva de la irrupción del "socialismo millonario". No es el primer caso que conocemos, desde luego. Como en tantas otras cosas, el presidente del Gobierno ha ido siempre por delante. Utilizó un avión oficial para ir a Londres con su familia a hacer unas compras en las rebajas. Viajó a Berlín en un avión oficial para escuchar cantar a su mujer. Acometió unas obras millonarias en el Palacio de la Mareta para las vacaciones de verano. Y cerró para el uso exclusivo de Sonsoles la piscina de la Academia de Guardias Jóvenes de Valdemoro. En fin, una larga cadena de privilegios millonarios que ha creado escuela, con Zapatero como maestro.

Tras este escándalo, el ministro de Justicia debería haberse ido a su casa, cesado o dimitido, pero a su casa. Si no optan por la vía más razonable, lo menos que debería hacer es quedarse fuera de la campaña electoral. En esta situación, ¿qué puede decir y predicar Bermejo por las plazas y calles de la región de Murcia? Pues simplemente nada. Como mucho, hablar del nuevo socialismo, ese de los pelotazos y los nuevos ricos, el del enchufismo y el derroche. Bermejo ha firmado de esta forma el final de su carrera política.

En España

    0
    comentarios