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EDITORIAL

Financial Times, ese diario antipatriota

El futuro cercano pinta mal, por más que el Gobierno procure ocultarlo en campaña electoral asegurando que defienden "la alegría" y que miran "en positivo". No reconocer los problemas es una manera de admitir que no se sabe resolverlos.

El prestigioso diario económico británico, de tendencia más bien socialdemócrata, se ha hecho eco de las malas noticias que se agolpan sobre nuestra economía. No es que la opinión del Financial Times sea más válida o tenga más peso que la que llevamos expresando aquí desde hace tiempo, pero sí más importante, pues es lo que leen muchos inversores extranjeros. Y si ya estaban con la mosca detrás de la oreja, ahora lo estarán más. Pero, sobre todo, sirve para desmontar el único "argumento" que Zapatero ha sido capaz de esgrimir para defender su desempeño en la materia a la que dedicó dos tardes de estudio: que quienes critican la economía son "antipatriotas".

Y es que los malos datos se agolpan, tanto los que preocupan a los expertos por sus consecuencias para el futuro, como el Índice Sintético de Actividad Industrial, como los que más llegan a los ciudadanos porque los sufren directamente, como sucede con el paro, que aumentó en 53.000 personas en febrero pese al maquillaje de Caldera. El futuro cercano pinta mal, por más que el Gobierno procure ocultarlo en campaña electoral asegurando que defienden "la alegría" y que miran "en positivo". No reconocer los problemas es una manera de admitir que no se sabe resolverlos.

La razón por la que ahora nos vemos en esta mala situación está clara: con Zapatero se frenaron las reformas. Lo explican dos expertos de la Fundación Heritage en Libertad Digital, comentando el Índice de Libertad Económica que elabora este laboratorio de ideas junto al Wall Street Journal; durante esta legislatura se frenó en seco el avance que había tenido España durante la última década en libertades económicas. Es necesario continuar en la senda de liberalizaciones que empezó a recorrer Aznar, con especial atención a la reforma laboral, lugar en que destacamos por nuestra rigidez y falta de flexibilidad. Parece difícil imaginarse a Zapatero haciéndolo.

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