Menú
EDITORIAL

Una lección de Educación para la Ciudadanía

Por mucho que los manuales de Educación para la Ciudadanía no siempre alcancen los burdos extremos a los que sí ha llegado la vicepresidenta, eso no borra su sectarismo. Tan sólo lo hace más peligroso.

Ni el más argumentado de los editoriales ni el video electoral más satírico a la hora de denunciar y parodiar el grado de sectarismo que alcanza este Gobierno podrían superar las imágenes que ha protagonizado la vicepresidenta y candidata del PSOE por Valencia, Fernández de la Vega, en su visita al instituto valenciano de La Senda de Quart de Poblet.

Fernández de la Vega ha explicado a unos niños de cuarto de la ESO que existen dos Españas, representadas por dos modelos muy diferentes: Por un lado, "el modelo que representa el presidente de izquierdas, de centro-izquierda, que mira para el futuro, que tiene la mirada positiva, que es optimista, que cree en la gente, que cree en los ciudadanos, que cree en los jóvenes, que cree en las mujeres". Por otro lado, "está el modelo que representa Rajoy, que es el modelo del miedo, de introducir miedo con todo, desconfianza y que mira más al pasado que al futuro". "Y a partir de ahí –concede De La Vega– los ciudadanos pueden elegir entre el modelo de futuro y el modelo del pasado. El modelo del futuro, podéis imaginarlo, es el de Zapatero, y el modelo del pasado, podéis imaginarlo, es Rajoy."

Por mucho que semejante muestra de maniqueísmo haya provocado risas entre los alumnos, y por mucho que el grado de puerilidad de la explicación no sea superior al que la vicepresidenta nos tiene acostumbrados, no deja de ser preocupante la irrefrenable voluntad de adoctrinamiento de este Gobierno que ni siquiera respeta la infancia. Más aun si tenemos en cuenta su empeño en la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que el Gobierno trata de vender, contra toda evidencia, como una materia ideológicamente neutral que sólo trata de enseñar valores constitucionales compartidos por todos.

Por mucho que los manuales de dicha asignatura no siempre alcancen los burdos extremos a los que sí ha llegado la vicepresidenta en su lección magistral, eso no borra su sectarismo. Tan sólo lo hace más peligroso. La neutralidad que cabe esperar de esa asignatura no es mucho mayor que el respeto que la vicepresidenta de este Gobierno concede a la imaginación de los niños y a la madurez de los ciudadanos.

En España

    0
    comentarios