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María Clara Ospina

¡Gran teatro!

Al final, todos contentos menos "el agredido inocente", quien, como ya sabemos, no era tan inocente y a quien, aparentemente, le cambiaron los papeles sin notificarle. Su disgusto se reflejó, muy a su pesar, en la expresión de su cara.

No hay nada comparable al teatro que presenciamos en la Cumbre del Grupo de Río hace unos días. ¡Qué realismo, qué pasión, qué actuaciones, qué dirección! Ni siquiera después de asistir a las excelentes obras del Festival de Teatro Latinoamericano, que se está celebrando en Bogotá, hemos visto, ni veremos, nada igual.

En República Dominicana se vieron las más increíbles actuaciones que hemos presenciado en mucho tiempo. Fueron tan buenas que mantuvieron a todo un continente al vilo, sin que nadie se atreviera a apagar los radios, ni las televisiones, ni por un minuto de las ocho horas que duró la obra.

Los papeles más importantes fueron los del "psicópata" con alto grado de bipolaridad, "el agresor" que terminó siendo el bueno, "el agredido inocentón" que resultó no tan inocente, "la bella" con actuación sorpresa y "el oportunista" empeñado en pescar en río revuelto.

La representación del "psicópata bipolar" fue exquisita. Su difícil personaje exigía una increíble gama de pasiones extremas, desde una furia histérica, con toda clase de insultos y agravio contra el "agresor", hasta una gran euforia, con canto de merengues, piropos a las señoras, chistes y profusión de abrazos. De todo esto y mucho más fue capaz este consumado actor, al punto que parecía que no fuera una actuación, sino su personalidad real.

"El agresor", para quien se esperaba la peor sanción del Continente, defendió su posición, exponiendo sus motivos con tal calma y gallardía que hasta "la bella", quien al principio parecía ser su enemiga, al final terminó de conciliadora. "La bella", maquillada y peinada como una profesional, brilló por su prudencia, ignorando sus alianzas secretas con el sicópata, y logró que el resultado final fuera tranquilizante. "El agredido" acusó violentamente al "agresor" y confió en que "el bipolar" y "el oportunista" lo respaldaran hasta en final. Pero, poco a poco, sus acusaciones fueron palideciendo al aparecer pruebas de que tenía malas amistades y finalmente no era tan inocente como aparentaba ser. "El oportunista" pescó prensa gratis. Fue realmente un elenco magistral. Hasta hay algunos que dicen que una de las actrices menores se destacó en su conocido papel de traición a la Patria. Pero bueno, ese capítulo será para más adelante.

Al final, todos contentos menos "el agredido inocente", quien, como ya sabemos, no era tan inocente y a quien, aparentemente, le cambiaron los papeles sin notificarle. Su disgusto se reflejó, muy a su pesar, en la expresión de su cara. Al terminar, el excelente director, que hacia también de anfitrión, con gran estilo, cerró el acto con broche de oro diciendo: "¡Señores, abrácense ya, la función se acabo!"

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