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Manuel Ayau

Empobreciéndonos

Se empobrece a los pobres, en defensa del "interés social". ¡Que triste!

No hay nada más triste que ver cómo la población de un país subdesarrollado es empobrecida aún más por su propios dirigentes, quienes con la mejor voluntad pero con increíble ingenuidad y entusiasmo ejercen el poder de emitir leyes pensando que están ayudando a la población, cuando en realidad están impidiendo la prosperidad, volviendo crónica su lamentable situación.

La historia nos brinda muchos ejemplos de pueblos que han logrado reducir la pobreza, lo cual se logra, invariable y simplemente, no impidiendo la prosperidad con interferencias del Gobierno en asuntos económicos. Es decir, han dejado a la gente en libertad para velar por su propio destino, bajo normas que respetan sus derechos.

Esto no le gusta a quienes se creen tan superiores en cuestiones económicas que se atreven a interferir en la economía privada de la población, sin sospechar las consecuencias, convencidos que con su buena intención basta. No me refiero a la legítima intromisión de los gobiernos para hacer respetar los derechos individuales, pues esas normas equivalen a las reglas esenciales de cualquier juego. Pero esas normas sirven para proteger los derechos y no para decir cómo jugar y menos para darle ventajas a unos a costa de otros.

Un ejemplo es la costumbre de declarar casas viejas como monumentos históricos, sin darse cuenta de que eso constituye una confiscación de la propiedad privada sin debida compensación. Es sintomático que se hace sin temor a una censura pública.

Se establecen aranceles de importación para encarecer ("por su propio bien") las compras que la población hace en el exterior. Obviamente, la gente sólo compra algo importado cuando le conviene, por lo que el impuesto evita que la gente economice dinero y se enriquezca comprando lo que quiere. Se establecen incentivos para evitar que los patronos aumenten sueldos y para quitarle poder de negociación a los trabajadores, haciendo oneroso además cambiar a un mejor empleo ("por su propio bien"). Se establecen impuestos que reducen el rendimiento a empresas que son fuentes de empleo y fomentan el aumento de salarios, desalentando las mejoras en el nivel de vida de los trabajadores ("por su propio bien"). Se hacen tratados para hacer rígida y uniforme la mala legislación para que no se pueda corregir por acto soberano, (tratados y homologación de leyes).

Se descuida la infraestructura necesaria para enriquecer al país porque no se considera "social" facilitar el acceso a las ciudades. Gobernantes se esmeran en quedar bien con los "países amigos" cuya burocracia, rémora del socialismo del pasado, pretende inducir con donaciones sus intromisiones ideológicas, mientras se descuida el genuino interés social de producir riqueza para enriquecer a toda la sociedad. Y así se empobrece a los pobres, en defensa del "interés social". ¡Que triste!

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