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Gabriel Calzada

La agrietada bola de cristal de Solbes

Existe una extraña bacteria que contagia a políticos y economistas por igual y les produce una fantástica alucinación, que consiste en creerse que cada vez que mira al futuro lo hace a través de unainfalible bola de cristal.

Existe una extraña bacteria que contagia a políticos y economistas por igual y les produce una fantástica alucinación, que consiste en creerse que cada vez que mira al futuro lo hace a través de una infalible bola de cristal. Si la bacteria se introduce en el cuerpo de un político economista el efecto suele multiplicarse y si el infectado es un ministro de Economía las alucinaciones llegan ya a un grado indescriptible.

Hace ya tiempo que a nuestro vicepresidente económico, Pedro Solbes, le infectó esta curiosa bacteria, y los síntomas que muestra son agudos. En su caso estas visiones vienen acompañadas de una arrogancia desmedida. Hace un par de semanas se le ocurrió predecir, bola en mano, la evolución del Euribor. No está claro si el cristal de su esfera sólo muestra sus deseos o también sus malas teorías, pero lo que resulta obvio es que este hombre es demasiado osado. Ni corto ni perezoso el ministro aseguró a toda España que "en las actuales circunstancias podemos pensar que el Euribor no subirá más". Quienes todavía se creen las predicciones de Solbes debieron dormir más tranquilos aquella noche.

Pero el oráculo no podía estar más equivocado. El pasado viernes el Banco Central Europeo anunció una batería de inyecciones crediticias por un montante total de 150.000 millones de euros después de que el Euribor a doce meses escalara hasta siete décimas por encima del tipo de interés de la eurozona situándose en 4,736%, el máximo del año.

Es posible que la equivocación venga de su nublada visión profética, pero es mucho más probable que el error tenga que ver con su oscura teoría económica. Solbes parece creer que el Banco Central Europeo puede determinar los tipos del mercado interbancario, aquel en el que los bancos se prestan entre ellos. Sin embargo, aunque el BCE puede influir en ellos, no tiene ninguna varita mágica que obligue a los bancos a prestar al tipo que Trichet y compañía querrían. Es la liquidez y la solvencia de cada banco lo que tiende a determinar esos tipos y eso no se modifica imprimiendo papelitos y regalando crédito con dudoso respaldo.

Solbes también recurrió hace unos meses a su agrietada bola de cristal para predecir la duración de la fuerte inflación que estamos sufriendo y comentó que duraría hasta mediados de este año. Ojalá me equivoque, pero creo que la infección que sufre este hombre es grave y ya no da pie con bola.

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