El anteproyecto que planea la Comunidad de Madrid sería una gran noticia si no habláramos de una posibilidad, sino de una realidad. Esperemos, y confiemos, que sea aprobado por la Asamblea madrileña lo antes posible. En el escenario económico en el que nos movemos resulta esencial promover medidas de liberalización en todos los frentes, pero especialmente en el comercial, uno de los responsables de ese "diferencial de inflación" con el resto de la Unión Europea que muchos políticos españoles parecen considerar más una maldición bíblica que un problema que puede, y debe, ser solucionado.
Que la competencia baja los precios no es algo que a estas alturas sorprenda a nadie. Por eso Madrid, que ya es una de las comunidades autónomas donde el comercio está más liberalizado, disfruta de un "diferencial de inflación" con el resto de España que, en este caso, resulta beneficioso para la región. Además, indigna a cualquier persona que aprecie la libertad que los gobiernos prohíban a dos adultos tener relaciones comerciales consentidas sólo porque un político considera que el horario en el que tienen lugar no es admisible. Los españoles que trabajan quieren poder comprar en fin de semana y después de salir del trabajo, porque es cuando más les conviene, y hay infinidad de empresarios que está deseando hacerlo. Impedirlo no es más que una imposición de pequeños comerciantes que temen no poder servir a los consumidores al nivel que éstos exigen.
Las medidas propuestas por la Comunidad de Madrid no van tan lejos como querríamos, pues siguen obligando a cerrar los comercios en la mayoría de los días festivos. Pero van en la buena dirección, no sólo para la inflación y el empleo en la región, sino sobre todo para la libertad de los madrileños. Esperemos que se aprueben cuanto antes y sean ampliadas con medidas aún más ambiciosas.
