Menú
Pablo Molina

Por no pagar el diezmo

Si el presidente de Polaris World hubiera hecho negocios con dos o tres alcaldes socialistas al progresista modo hubiera comprado el salvoconducto necesario para transitar por la vida mercantil sin miedo a las bermejeadas.

Que los murcianos íbamos a pagar muy cara la afrenta cometida con Bermejinsky en las últimas elecciones, en las que si nos descuidamos le dejamos sin escaño, era algo que ya estaba descontado por la gente de la calle. La tropa del coronel Hernando, destinada a sofocar el crimen en las comunidades gobernadas por el PP, lleva un par de años empleándose a fondo con los altos cargos populares aunque hasta el momento no se haya producido una condena judicial que compense tanto esfuerzo, pero en lo de meter y sacar de la cárcel a alcaldes peperos es absolutamente profesional y nuevamente lo ha demostrado.

El último episodio ha ocurrido esta semana, con la detención e ingreso en prisión del alcalde popular de Torre Pacheco y la imputación de la primera empresa de la región y una de las más importantes de Europa en turismo residencial; la misma empresa que ha puesto ella solita el nombre de Murcia en los catálogos más exclusivos del turismo residencial sin pedir ni una subvención a cambio.

¿El delito? Bien, eso es algo que hasta el momento se desconoce. Aquí lo primero es meter a la cárcel a los alcaldes, imputar a los empresarios y después ya se verá. Tenemos el antecedente del alcalde de Totana, encarcelado en medio de una redada espectacular, con los medios de comunicación progresistas convenientemente avisados del lugar y la hora para que nadie les arrebatara la noticia, que se ha chupado dos meses de trena sin que hasta el momento se sepa de qué se le acusa. Dos meses de cárcel, dos, que es casi a lo que le sale a un etarra cada asesinato.

En el caso de Torre Pacheco y la empresa Polaris World, la prensa de progreso apunta a que en un convenio urbanístico pudo haber una valoración irregular de los terrenos a compensar. Una operación con un diferencial de cuatrocientos mil euros para una empresa que factura más de mil millones anuales es un asunto en que ni al que asó la manteca se le ocurriría hacer una irregularidad dada la nimiedad relativa del montante de la operación.

Mas los problemas de Polaris World arrancan del hecho de que su presidente es el único promotor inmobiliario conocido en el mundo en declarar públicamente que jamás pagaría un soborno a los políticos, y además cumplirlo a rajatabla con grave perjuicio propio en más de un caso. Si hubiera hecho negocios con dos o tres alcaldes socialistas al progresista modo hubiera comprado el salvoconducto necesario para transitar por la vida mercantil sin miedo a las bermejeadas.

El creador de Polaris World creyó que estaba operando en un sistema de libre mercado en que el éxito o el fracaso sólo dependen del talento y la capacidad del individuo. A estas alturas ya se habrá desengañado, pero siendo hombre de principios no es previsible que se avenga a pagar el diezmo habitual a los políticos para seguir teniendo derecho a crear puestos de trabajo y riqueza para la región. Así que si mañana echa la persiana de su emporio, hace las maletas y se marcha a hacer ricos a los croatas o los brasileños nadie podrá reprochárselo.

Zapatero, que dice estar dispuesto a proteger a los promotores de riqueza de la crisis, se refiere seguramente a meterlos en la cárcel, donde ciertamente está todo el mundo muy protegido. Más de cuatro mil trabajadores murcianos se irían al paro en todo el proceso, pero ¿qué es el futuro de cuatro mil familias comparado con el honor herido de Bermejo?

En Sociedad

    0
    comentarios