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Amando de Miguel

Errores perdonables

Se exhibe por todas partes una persona que ha accedido a un cargo público y de la que no se le conoce ninguna idea; solo que es homosexual. A mí me daría vergüenza tener que reconocer que los logros de mi currículun se deben a mi condición de heterosexual

Pedro Rabasco Espáriz (Madrid) me pilla en un error cuando escribo "José Olivares Martí me informa que". En efecto, se me ha escapado el vulgarismo; tenía que haber dicho "informa de que". Claro que el asunto no se resuelve fácilmente. Los argentinos armaron la marimorena cuando Telefónica (española) insistió en lo de "Telefónica informa de que". Por mucho de que el Panhispánico afirme que la cuestión está resuelta, para mí que sigue sin resolverse. Aun así, acepto humildemente que la norma sea "informar de que". Ni siquiera en Cervantes está claro lo del "dequeísmo". ¿Por qué no dejar que florezca el "dequeísmo" con el "queísmo", por lo mismo que admitimos la ambivalencia entre "el mar" y "la mar", o entre "enseguida" y "en seguida"? Ya sé que me van a crucificar por ser tan irreverente con doña Gramática, pero así es la rosa.

Merlucio se fija en mi frase "lo que priva en el mundo actual es la ideología nacionalista" y se pregunta "no sería prima? No, no es una errata. "Lo que priva" es tanto como lo que domina, lo que apetece, lo que está de moda o en auge. Hay también algo de capricho en ese efecto de lo que le priva a uno. Lo más curioso es que el nacionalismo fue una ideología de derechas, y ahora es de izquierdas. ¿Por qué? Porque lo distintivo de los nacionalismos actuales es el engrosamiento del sector público, de modo particular el culto a la subvención. De esa forma se teje una tela de araña clientelar que asegura la permanencia en el poder. Es también una fórmula socialista. Véase el PSOE en Andalucía o el PNV en el País Vasco.

Andrés Tanera Hurtado (Buenaventura, Colombia) registra un curioso error, el arreísmo. Consiste en introducir e prefijo "arre" en algunas palabras: arrempujar, arrecostar, arrecibir, arrevisar, arremediar. En cambio es compatible con el opuesto de acortar el prefijo "arre", como en reciar, rastrar o reglar. Creo que en España se pueden apreciar también esos dos tipos de sesgos. A mí me gusta mucho lo de "arrebañar la sartén", aunque sé que no es muy correcto.

Pedro Campos (con muy malos modos, en él acostumbrados) me dice que la historia del "cuestionario de Móstoles" sobre los homosexuales es un bulo. Don Pedro me exige que, antes de contestar aquí una información, investigue hasta averiguar si es cierta. Lo siento, pero no tengo medios para proceder a esa labor inquisitorial (en su mejor sentido) respecto a las informaciones que me llegan. En principio, debo aceptar la buena fe de los corresponsales. Ese es el riesgo de la libertad. Por ejemplo, ¿quién me asegura que el mismo Pedro Campos no es un ente de ficción? Si alguien me demuestra que la historia del "cuestionario de Móstoles" es una patraña, con sumo gusto rectificaré la información.

Lo malo es que las circunstancias de la vida pública española son tales que hacen creíble una historia como la mentada. Se exhibe por todas partes una persona que ha accedido a un cargo público y de la que no se le conoce ninguna idea; solo que es homosexual. A mí me daría vergüenza tener que reconocer que los logros de mi currículun se deben a mi condición de heterosexual. Tampoco creo que sea una condición para sentir ningún orgullo. Por mí se podría celebrar el 30 de febrero como el "Día del orgullo heterosexual".

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