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Maite Nolla

Pekín-Valencia

Ante los rumores surgidos, quiero negar rotundamente que vaya a optar a la presidencia del partido en el próximo congreso de Valencia.

No sabía yo que una dictadura podía presentar la candidatura para organizar los Juegos. Tampoco sabía que, una vez presentada, no se tuviera en cuenta ese detallito en el momento de competir con Vancouver o con Albertville. Esta parte solicita la inadmisión y subsidiariamente que se desestime. Pero no es así. Los derechos fundamentales le dan igual al COI, con el que el espíritu olímpico se convierte en una chorrada de proporciones similares a la idea de España de Zapatero. 

Hay que ser inoportuno para irse a China con la que está cayendo. En todas las ciudades por las que pasa el fuego olímpico, a los pobres que corren en chándal rodeados de ciclistas-policías, les están recibiendo a gorrazos. Francia y el Reino Unido se están planteando boicotear la ceremonia de inauguración de los Juegos. El resto de la Unión Europea también. A buenas horas, euromangas verdes; esto parece la sentencia del caso E.On: ya podéis condenar al Reino de España, ahora que Endesa está vendida. Pues bien, con Richard Gere en pie de guerra, nos vamos a Beijing, que es como se llama ahora Pekín, a acusar a Esperanza Aguirre de “montar el espectáculo”.

A mí lo que ha hecho Esperanza Aguirre me parece muy bien. Me parece bien que diga lo que le parezca y que, si quiere, se presente a que la voten o no en el congreso de Valencia. Igual que me parece estupendo que Montserrat Nebrera se presente, si quiere, al congreso del PP en Cataluña. Faltaría más. El PP es un partido político y sus militantes deben elegir a sus candidatos, a sus dirigentes, definir sus ideas, o aclararlas, y lo que se quiere ofrecer a los ciudadanos.

El debate es muy sano y prueba de ello es la posición del PP en el asunto del canon. Hace un año el PP estaba a favor, igual que mientras gobernaba. Votó a favor de todas las reformas de la ley de propiedad intelectual y no hizo nada para derogarlo. Nuestro periódico, Libertad Digital, así como La Mañana de la COPE y unos pocos más empezaron a explicar qué era el canon y cómo afectaba a las ciudadanas y ciudadanos, y a contar que existía una plataforma, Todos contra el Canon, que recogía firmas en contra del canon, como su propio nombre indica. No fue hasta finales del 2007, después de que la Comisión Europea, en septiembre, se pronunciara en contra del canon indiscriminado, cuando Rajoy se lo empezó a pensar, utilizando ese mismo calificativo. Finalmente, el PP entró en razón y Rajoy dijo públicamente que estaba en contra de un "impuesto por si acaso"; fórmula que si hubiéramos registrado nos hubiera dado un dinerillo.

Ante los rumores surgidos, quiero negar rotundamente que vaya a optar a la presidencia del partido en el próximo congreso de Valencia. Me gustaría que en este congreso el PP, un partido de derechas, se proclamara liberal y constitucionalista; también en Cataluña.

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