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Carlos Semprún Maura

Soleil, cou coupé

Cesaire y Senghor fundaron la revista El estudiante negro y crearon el concepto de negritud, que no quiere decir nada, salvo "Somos negros ¿y qué? No somos esclavos, ni salvajes".

La traducción literal es "sol, cuello cortado", o "sol degollado", lo cual no suena tan bien como en francés, Soleil, cou coupé, que es el título de uno de los primeros libros de poemas de Aimé Cesaire, que acaba de morir relativamente joven; sólo tenía 94 años. Este libro, publicado en 1948, tuvo un éxito merecido, y André Breton, gran poeta y a la vez jefe de una secta, lo celebró con entusiasmo.

En los años treinta, Cesarie estudiaba en la prestigiosa Ecole Normale Superieure de París, y fue condiscípulo de Léopold Sédar Senghor y Georges Pompidou, du beau linge, que se dice en francés popular. Cesaire y Senghor fundaron la revista El estudiante negro y crearon el concepto de negritud, que no quiere decir nada, salvo "Somos negros ¿y qué? No somos esclavos, ni salvajes". Y es que aparte de esto, ni Cesaire ni Senghor se pusieron de acuerdo sobre el significado del concepto que habían inventado...

Paralelamente a una rica e interesante actividad de escritor, poeta y autor dramático, Cesaire desarrolló una actividad política: durante 56 años fue alcalde de Fort-de-France, capital de su patria chica, la Martinica. También fue diputado en París, después de la Segunda Guerra Mundial. Primero se presentó por el PCF, pero en seguida rompió con los comunistas, como hicimos tantos, y fundó su propio partido, el Partido Progresista Martiniqués, un pequeño grupo local sin influencia fuera de la isla y sin influencia al margen de Cesaire.

Yo le conocí, muy brevemente, cuando mi amigo, Jean-Marie Serreau, montó obras suyas, como La tragedia del Rey Christophe o La tempestad, muy vagamente inspirada en Shakespeare. Un teatro interesante, pero demasiado "declamatorio". Prefiero su poesía.

Habiendo escrito contra la colonización en los años difíciles de la descolonización francesa, que tuvo sus desastres, sobre todo en Argelia, sus escritos tuvieron cierta influencia y prestigio. Pero Cesaire no fue nunca partidario del terrorismo, al contrario que otro martiniqués, Franz Fanon. Siendo muy bondadoso, podría decirse que fue una excepción que confirma la regla, porque pocas personas se han beneficiado como él del aborrecido colonialismo, empezando por la lengua francesa, a la que tan bien sirvió, pero también beneficiándose de cargos políticos franceses. Y si no recibió honores, premios y medallas fue porque Cesaire, que en algo fue fiel a su juventud rebelde, siempre se negó a presentarse al Nobel y a ser candidato a la Academia Francesa.

Si en el entierro de su amigo, el poeta Saedar Senghor, presidente que fue de Senegal, no hubo nadie representando las autoridades francesas, en el de Cesaire estuvieron todos, de Sarkozy a Royal, pero sólo políticos; no acudió ningún escritor francés. Me resulta curioso, ya que hay tantos a quienes les gusta salir en la foto. ¿Estarían todos en Teherán?

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