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Cristina Losada

De aquellas leyes, estos lodos

Esta operación se ha practicado en nombre del bien de la otra lengua. Un bien que para estos sacamuelas metidos a cirujanos es superior a los derechos y a la libertad del ciudadano, perversión común a todos los totalitarismos

Leo que el Gobierno balear se propone extirpar de la Administración autonómica el uso del español como si fuera un quiste maligno y lo que más me sorprende es que no lo arrancaran antes. Pues es ésta una operación en la que llevan delantera otras regiones y que, al igual que ahora en Baleares, se ha practicado en nombre del bien de la otra lengua. Un bien que para estos sacamuelas metidos a cirujanos es superior a los derechos y a la libertad del ciudadano, perversión común a todos los totalitarismos habidos, que no hay abuso ni atrocidad que no hayan cometido en aras de un benéfico fin situado por encima, y tan encima que los aplasta, de los sufridos individuos.

Por el bien del catalán, del gallego, del euskera o del valenciano se han justificado esas costosas intervenciones, pero sólo los políticos aquejados de severa miopía han podido ignorar que el mondongo que cocía bajo la tapadera lingüística era el chop-suey de las pequeñas naciones. Y si lo han visto, como si no. De manera que si la defensa de unas lenguas ha sido el pretexto, el texto lo han puesto aquí y allá las sucursales del partido que dice que España es una gran nación. En Baleares van a aplicar un decreto aprobado por el PP, pero del que su dirigente actual, Rosa Estarás, no se siente responsable. Entonces ella no estaba ahí. Hay quien entra en un partido como va a una cita a ciegas.

"Señorías, hagan ustedes las leyes y déjenme a mí los reglamentos", dijo el conde de Romanones. Si el conde fuera hoy nacionalista diría lo mismo: señores del PP, hagan ustedes las leyes y déjennos a nosotros y a los socialistas los reglamentos, que se van a enterar cuando gobernemos de lo que es la "normalización lingüística". Ni bilingüismo armónico ni integrador ni nada, sino puro y duro monolingüismo en todo cuanto roce el dedo de la administración, de momento.

Hace tiempo que en Galicia rigen no pocas de las normas que, en tono autoritario y esperpéntico, quieren imponer en Baleares. Muchos ayuntamientos desterraron hace décadas el español de sus comunicaciones, calles, señales de tráfico y rótulos informativos. Lo mismo ha sucedido en los organismos autonómicos y en la sanidad, aunque se conocen, sobre todo, los efectos en la enseñanza. Socialistas y nacionalistas recibieron, en ese aspecto, una buena herencia de Fraga. A fin de cuentas, la exaltación regionalista es tradición muy conservadora.

En cuanto a la página web del PP gallego, de la que informaba aquí Raúl Vilas, quien esto suscribe nunca la ha visto en los dos idiomas. Es más, en el verano del 2006 me interesé por ese particular asunto y se me dijo que pronto podría consultarse en ambos. Hasta ahora. Claro que también me comunicó un alto dirigente: "Pero si tiene que estar sólo en un idioma, que esté en gallego". Y viva el bilingüismo.

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