Menú
Ignacio Villa

Se descubrió el pastel

Hay un ánimo claro de cambio en el PP, algo que en sí es normal después de perder unas elecciones. Lo que no es tan normal es que el cambio conlleve la renuncia a los principios.

El anuncio de Mariano Rajoy señalando a Alberto Ruiz-Gallardón como parte de la futura dirección del Partido Popular ha descubierto el verdadero pastel. Se está perfilando algo que ya parecía evidente: el cambio ideológico en el Partido Popular. Un cambio promovido desde los complejos, el sentimiento de inferioridad y el desbarajuste en el liderazgo. Mariano Rajoy ha decidido dar un cambio en el fondo del ideario del PP y lo está ejecutando, con muchos trompicones, es verdad, pero con una dirección muy marcada.

Los nuevos equipos con Soraya, Lassalle, Alonso y Ruiz-Gallardón hacen sospechar del futuro del PP. Será un partido que se apunte al laicismo, que renuncie a un modelo nacional, que se mostrará dispuesto a coquetear con los nacionalismos y que olvidará valores –básicos hasta ahora en el PP– como la familia o la educación. No es una cuestión de estrategia. Estamos asistiendo a la renuncia de un ideario que se va a traducir en un cambio profundo en el modelo de Estado.

Con Gallardón en el equipo de Rajoy se descubre la verdad de lo que está pasando en la calle Génova. Con el alcalde de Madrid a bordo no queda ya margen para la duda. Todos conocemos bien sus ambiciones desmedidas y su egoísmo incontrolado; para él, sus objetivos personales siempre están por encima del partido. Es más, sabiendo como actúa Gallardón, Mariano Rajoy sólo puede esperar traiciones del alcalde de Madrid. El que lo haya incluido en el equipo indica que, con tal de sobrevivir, el actual presidente del PP es capaz de meter al enemigo en casa.

Muchos verán en esto un envite de Rajoy a todos aquellos dirigentes críticos con su forma de pilotar la crisis; envite que podría provocar la articulación definitiva de una lista alternativa en el Congreso de Valencia al actual aparato de Génova. Un aparato ciertamente deteriorado por la marcha de Zaplana y Acebes, por el maltrato político que ha recibido María San Gil y el toque de atención de José María Aznar, y que sobrevive en un ambiente de crisis permanente.

No caben ya interpretaciones benévolas. Estamos asistiendo a la transformación del partido, no a simples decisiones precipitadas. Hay un ánimo claro de cambio en el PP, algo que en sí es normal después de perder unas elecciones. Lo que no es tan normal es que el cambio conlleve la renuncia a los principios.

En España

    0
    comentarios