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Emilio J. González

Una medida inútil

Ni los 400 euros van a servir de mucho, ni, por muy popular que suene la medida, basta con ella para afrontar la que tenemos encima.

Al día siguiente de que el vicepresidente económico, Pedro Solbes, empezara a reconocer el riesgo de que la economía española se dirija irremisiblemente hacia una situación de estanflación –estancamiento del crecimiento económico con inflación, el peor escenario posible porque cualquier cosa que se haga para salir de la crisis acelera el ritmo de aumento de los precios y pone las cosas todavía peor–, el Gobierno ha aprobado una de las medidas estelares del programa electoral de los socialistas para superar la presente situación, esto es, la deducción fiscal de 400 euros prometida por Zapatero. La pregunta es si va a servir de algo.

En teoría, todo lo que signifique reducir impuestos es bueno para la economía y, desde luego, a la hora de vérselas con la crisis es mucho mejor aplicar este tipo de políticas que acelerar el gasto público. De hecho, la Administración Bush puso en marcha un amplio paquete de medidas en esta misma dirección y ha preparado otro para este año, todo lo cual podría estar dando lugar a que la crisis allí pueda estar ya tocando suelo. Pero en Estados Unidos los fundamentales macroeconómicos son bastante diferentes a los españoles. Al otro lado del Atlántico no tienen una inflación como la nuestra, sino mucho más moderada, y cuentan con la posibilidad de que el dólar se deprecie como vía de ajuste de su economía, como, de hecho, viene haciendo desde hace tiempo.

En esta orilla, en cambio, todo lo que sea estimular el gasto en estos momentos puede dar lugar a mayores presiones inflacionistas que dificulten la salida de la crisis, la agraven y creen bastantes más problemas con el desempleo que los que ya se están produciendo. Además, aquí no podemos devaluar la moneda para realizar ajuste alguno porque España pertenece al euro, con lo cual, todo problema económico va a pasar factura en forma de menos crecimiento y más paro. Por tanto, y aunque se deben bajar los impuestos, éste no parece el momento más adecuado para hacerlo. Si añadimos, además, que el superávit presupuestario está a punto de desaparecer, se van a crear todavía más problemas; la estrategia iniciada por el Ejecutivo no parece la más adecuada desde el punto de vista de la cronología de medidas que deben ponerse en marcha atendiendo a la realidad de la economía española.

De todas formas, el riesgo inflacionista no parece muy grave si tenemos en cuenta todos los que se van a quedar fuera del ámbito de aplicación de esa medida: pensionistas, mileuristas y la mayoría de los autónomos. En realidad, a quien más va a beneficiar es a las rentas más altas, no a quienes más sufren los embates tanto de la crisis como de la inflación, sobre todo de la subida de los precios de los productos básicos. Para ellos, nada de nada, cuando son los que más lo necesitan y cuando son los que de verdad impulsarían el crecimiento a través del aumento del consumo, porque las rentas más altas, por el contrario, cuanto más ingresan, más tienden a ahorrar. Por tanto, una medida como ésta, pensada para estimular el crecimiento económico, paradójicamente puede tener el efecto contrario: en el mejor de los casos, que todo se quede como está; en el peor, que se acelere la inflación.

Lo más grave de todo es que, ante la que está cayendo, el Gobierno parece demostrar que no tiene respuesta. A las puertas de una situación de estanflación, como ya empieza a admitir Solbes, lo único que por ahora está poniendo en marcha el Ejecutivo es un recorte de impuestos que no llegará a todo el mundo, ni mucho menos, cuando la realidad exige ir mucho más allá, empezando por tomar medidas contra la inflación para que solo tengamos que hablar de estancamiento, y siguiendo, por este orden, con otro paquete de medidas para acelerar el crecimiento. Pero, por ahora, no hay nada de esto, por mucho que desde el Gobierno pretendan vender la idea contraria. Ni los 400 euros van a servir de mucho, ni, por muy popular que suene la medida, basta con ella para afrontar la que tenemos encima.

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