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Víctor Llano

Los fascistas y sus discípulos

Ya en el año 1983 y coincidiendo con el exilio de Armando Valladares, Esperanza Aguirre constituyó en España el Comité Pro Derechos Humanos en Cuba. No sólo por eso, pero también por eso, inspira tanto odio y tanto miedo en todas las especies de fascistas

De setenta y tres diputadas socialistas únicamente dos se han atrevido a condenar la represión que impide que las madres, hermanas y esposas de cientos de cubanos denuncien las torturas y la injusticia que sufren sus familiares. Es lo que pueden esperar las Damas de Blanco de las socialistas españolas que, sin cubrirse la cara por la vergüenza, insisten en presumir de su solidaridad con las mujeres que sufren. Solidaridad que en lo que afecta a las mujeres víctimas de los hermanos Castro no alcanza el 3%. El 97% restante prefiere callar antes de correr el riesgo de entorpecer la amistad que Zapatero quiere fortalecer con los que él cree que van a heredar las más de trescientas cárceles en las que se tortura a más de cien mil presos.

Y lo peor es que nadie ha de sorprenderse del desprecio que por el sufrimiento ajeno han demostrado la inmensa mayoría de las diputadas socialistas. Al menos, Manuel Fraga no podría ni sorprenderse ni reprochárselo. El que ahora nos quieren vender como guía espiritual del centro en la nada no dudó en abrazar a Raúl Castro y en presumir de su amistad. Es lo que tienen algunos fascistas. Nunca abandonan a los viejos amigos.

Por tener tienen hasta discípulos más o menos aventajados que llegaron a alcaldes. Es el caso de uno de los pupilos de Fraga. Sólo recordando las viejas amistades del que todavía es su tutor entendemos que Alberto Ruiz Gallardón le pida al exilio cubano que abandone el discurso del dolor. Aunque cueste creerlo, un anciano fascista como Manuel Fraga aún cuenta con discípulos. No por gusto ampara, después de presumir de su amistad con los verdugos de miles de gallegos, la ambición de un individuo que incurre en la infamia de pedirle a los que sufren que olviden su sufrimiento.

Por fortuna, no todos los españoles ofenden a las víctimas de la tiranía comunista. Al menos, no los liberales. Ya en el año 1983 y coincidiendo con el exilio de Armando Valladares, Esperanza Aguirre constituyó en España el Comité Pro Derechos Humanos en Cuba. No sólo por eso, pero también por eso, inspira tanto odio y tanto miedo en todas las especies de fascistas. Tanto en los liberticidas que presumen de progresistas como en los supuestos centristas amigos de asesinos en serie.

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