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Emilio J. González

La segunda oleada inflacionista

La evolución de los precios industriales empieza a mostrar que la subida de los alimentos y el petróleo está incorporándose al conjunto de la economía

Al Gobierno está a punto de escapársele por completo de las manos el control de la inflación. En el último mes, la evolución de los precios de consumo dio un respiro al Ejecutivo, al desacelerarse ligeramente como consecuencia, sobre todo, del denominado "efecto escalón", o sea, un efecto estadístico según el cual como el IPC creció mucho el año pasado, este año lo hace menos. Pero el impacto de este juego matemático está a punto de concluir porque las tensiones de fondo se están recrudeciendo, como prueban los datos sobre precios industriales que acaba de dar a conocer el Instituto Nacional de Estadística.
 
Según el INE, los precios industriales subieron el 7,2 por ciento interanual en abril y el 0,8 por ciento respecto a marzo. El primer porcentaje indica cuánto se han incrementado en los últimos doce meses, muy por encima de la tasa de inflación del 4,2 por ciento, y el segundo cuánto han subido en un mes, poniendo de manifiesto que las presiones, lejos de remitir, van a más. Estas cifras constituyen una muy mala noticia, por dos razones fundamentales. La primera de ellas es que el índice de precios industriales avanza en, aproximadamente, seis meses, el comportamiento de la inflación. En consecuencia, lo que cabe esperar para la segunda mitad del año es tanto un empeoramiento del problema como un alejamiento del objetivo de precios del Gobierno, situado en un crecimiento del 3 por ciento.
 
En segundo término, y más importante si cabe, la evolución de los precios industriales empieza a mostrar que la subida de los alimentos y el petróleo está incorporándose al conjunto de la economía. En abril de 2007, los precios industriales crecían al 2,7 por ciento interanual; este año, en el mismo mes, el ritmo de aumento se ha disparado hasta el 7,2 por ciento. En los dos periodos, tanto los alimentos como el crudo estaban al alza pero el impacto ahora es mayor porque, poco a poco, el efecto inflacionista de estos capítulos se está incorporando al conjunto de los precios. Estamos, por tanto, ante una segunda oleada de inflación, aquella en la que la subida de precios empieza a generalizarse, en mayor o menor medida, a todos los capítulos que componen el índice de precios de consumo (IPC), con el cual medimos la inflación.
 
Este escenario exige una pronta respuesta por parte de las autoridades económicas que, en España, no se está produciendo. El problema de la inflación no es solo nuestro, es común con todos los países de la Unión Europea, solo que aquí se nota con más intensidad porque todavía nos queda mucho por hacer en términos de reformas estructurales. Pero el camino a seguir está claro. Hasta la propia Comisión Europea lo indica. En un documento reciente sobre la subida de los precios de los alimentos, Bruselas dice, entre otras cosas, que hay que vigilar los canales de distribución, o sea, liberalizar el comercio, y promueve  un movimiento en este sentido a nivel europeo. Pues hagámoslo ya sin tener que esperar a que sea la Unión Europea quien lo imponga. En otro documento, el colegio de comisarios explica que el impacto del petróleo en España es el doble que en los demás países de la UE como consecuencia de nuestra mayor dependencia del crudo. Pues reduzcámosla con una política energética racional e introduzcamos mayores dosis de competencia en el sector. Solo así resolveremos nuestro problema de inflación, que, con toda seguridad, va a agravarse en los próximos meses incluso a pesar de la fuerte crisis económica en que estamos inmersos.

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